Culturas del parto en España y Europa (siglos XV a XVIII)

Una historia cultural del parto

Estudiar el parto humano es afrontar la siempre intricada relación —o, mejor dicho, compenetración y fusión— de cuerpo y cultura, de lo material y lo simbólico. 

Nada hay más patente que un embarazo, para desgracia de las solteras de antaño que no consiguieron esconderlo y se expusieron al ostracismo de sus mezquinas parroquias; nada más palpable que un recién nacido que a voz viva clama por sus derechos, amén de leche y calor humano. El nacimiento exige destreza, conocimiento y habilidades pragmáticas. En él entran en juego plantas, pociones, instrumentos y, desde tiempos inmemorables, las manos delgadas y de largos dedos de otra mujer que asiste y ayuda: la comadrona, mujer experimentada y que sabrá abrirle paso al mundo a la criatura y recogerla en él. Las parteras no eran (o no tenían fama de ser) mujeres delicadas y melindrosas, al contrario: se las quería fuertes, diestras y dispuestas a guardar la calma también en escenarios de sangre, intervenciones quirúrgicas, abortos y niños nacidos muertos.

El parto tiene su aspecto innegablemente material. Sin embargo, en todas las culturas (incluso en la nuestra, regida por máquinas) se ha sabido que es un proceso entre seres vivos y que, por tanto, importa muchísimo la faceta psicológica y mental. La buena comadre es alegre, comprensiva, optimista, tiene don de la palabra, tiene labia y sabe contar historias con tono persuasivo. Si se alarga o complica el parto, recomienda el médico Juan Ruices de Fontecha en 1606 que no cese la matrona de dar «buenos ejemplos, de acontecimientos felices, así de pobres, como ricas, flacas, sanas y enfermas que parieron muy bien, aunque se detuvieron, [...] contándoles ejemplos de mujeres que después de largos partos, tuvieron hijos muy graciosos y fuertes, porque esto hace mucho al caso [...]».

A las facetas corporales y mentales habría que añadirles una tercera: la faceta cultural. Lo que está en juego en un parto es el futuro de una familia, el porvenir de un clan, de una comunidad, incluso de un reino. Está en juego la renovación de la convivencia humana, la integración de un nuevo miembro en un grupo, con los reajustes que siempre pide esta incorporación; está en juego el relevo generacional, en suma, el ciclo de la vida. 

No es de sorprender, pues, que, desde el momento de la concepción, o incluso antes, el embarazo y el parto se interpreten en función de valores culturales. Se trata de traer al mundo un niño, cierto, pero en el fondo se perfilan grandes cuestiones: ¿Qué es la vida? ¿Cuándo empieza a considerarse vida humana? ¿Quién debe hacerse responsable del recién nacido? ¿Cuál es la relación entre vivos y muertos? ¿Cuáles son los vínculos humanos más elementales: materno o paternofiliales, fraternales, las relaciones con otros parientes o, también, con un ama de cría? ¿Cómo debe integrarse el niño en su familia, su parroquia, su fe religiosa? ¿Mediante qué rituales se confirma su identidad cultural y religiosa? (el bautismo y el nombre de pila son fuertes símbolos de esta creación de identidad cultural).  

Por lo tanto, ya desde sus primerísimas fases, la procreación está revestida de valores simbólicos y se percibe e interpreta mediante objetos, gestos y actos cargados de simbolismo. Lo sabemos todos los que tuvimos la buena fortuna de estar presentes en un paritorio: no hay gesto, apenas hay palabra que no se recuerde, que no llegue a formar parte de la memoria familiar, que no se evoque en aniversarios y cumpleaños. El parto siempre deja hondas huellas, crea recuerdos felices o muy dolorosos, origina anécdotas y narraciones.

Quien estudia embarazos y partos estudia, pues, el rostro de una civilización, los matices de sus rasgos, las paradojas, dilemas y contradicciones inscritos en él, sus aspectos más aparentes y sus pliegues escondidos.

Huellas de vivencias pasadas

Toda exposición saca a objetos e imágenes de su entorno vital y los abstrae del fluir de la vida que los ha generado. Esto entraña gran riesgo de malentendidos, y el museo siempre corre el peligro de ser tomado por un mero gabinete de curiosidades. Los amuletos y signos protectores que llevaron las embarazadas, los rosarios, reliquias y estampas de vírgenes y santos que se colocaron en el vientre de una mujer de parto, hoy podrían percibirse como raras expresiones de gentes que, faltos de otros medios, recurrían a supersticiones y creencias absurdas.

Conviene, pues, recordar las sabias enseñanzas de la gran antropóloga Mary Douglas acerca de la importancia del ritual y el acto simbólico: el ritual sincroniza el comportamiento de una grupo humano, enfoca la atención de los que en ella conviven hacia objetivos compartidos; crea un marco espacial y temporal que diferencia lo relevante de lo menos relevante. Durante el ritual se recuerdan y afirman las narraciones básicas de una cultura, aquellas que orientan su visión de la vida, incluso hacen de modelos de comportamiento, de guiones, al abordarse las situaciones clave de la existencia. El ritual encauza y guía nuestra interpretación del mundo y, por tanto, nuestras acciones. 

Nuestra exposición

Señalamos cinco facetas de las culturas del nacimiento del Siglo de Oro:

Primero: en los tiempos que nos ocupan, la nueva vida se siente brotar en todas partes. Todas y todos están afectados por embarazos, abortos, malpartos y partos, niños que reciben el agua de socorro de la comadre, niños que se bautizan de manera solemne o niños acogidos en una casa cuna por el torno de la institución caritativa. La fertilidad es asunto de preocupación continua, no solo de embarazadas, parturientas, madres o mujeres congojadas que emprenden peregrinajes para curar su «esterilidad»; el nacimiento implica a padres, abuelas, monjas, jurisconsultos, embajadores, reinas viudas y reyes. Los diarios y correspondencias de la época dan fe de ello.

Segundo: los niños nacieron entre ataúdes y mortajas. La gente amaba, engendraba, daba a luz y criaba en un esfuerzo incesante, a veces desesperado, de arrancarle terreno y dominio a la muerte. Los recién nacidos se reciben, pues, recordando los muertos y su llegada se interpreta como renovación cíclica de la vida. No pocos reciben el nombre del abuelo o de la abuela, más aún si estos han fallecido en fecha cercana al nacimiento.

Tercero: Las mujeres se reservan para sí los secretos del parto. Dijimos que este es asunto que se percibe por doquier en sus preparativos, sus efectos y acciones secundarias: por las campanas que tocan a comadre, por la presencia de estas mismas comadres en las calles nocturnas por los gritos de una parturienta que resuenan en una casa o calle, por las vecinas que concurren a dar el parabién a la parida. Pero esta ubicuidad del nacer, este carácter público del parto solo es una cara de la moneda. La otra la da una intimidad femenina bien guardada y bien defendida, en la cual solo les es permitido penetrar a confidentes femeninas y, si acaso, a algún médico o cirujano en caso de emergencia. 

Cuarto: es la matrona, la comadre en el lenguaje común de aquel tiempo, quien mejor conoce el cuerpo y los ciclos del cuerpo de una mujer en edad fértil. Sabe detectar las primeras señas de embarazo o incluso dictaminar sobre la fertilidad de una joven que todavía no ha dado a luz. Ella acompaña la marcha de un embarazo y expresa un primer diagnóstico sobre la salud del niño. De ahí deriva su poder, su capacidad de ser cómplice de manipulaciones secretas; por otra parte, confiere autoridad a su peritaje en un juicio. En las décadas que precedieron la expulsión de los moriscos de España (año 1609), las autoridades impusieron matronas cristianas en sus respectivas comunidades, con el objeto de controlar de cerca los nacimientos y los bautizos.

Quinto: el parto no es asunto biológico adornado de algunos elementos religiosos. Al contrario, es un hecho totalmente infuso de significación religiosa, interpretado según la fe del momento, según el vínculo imaginado entre los mortales y la esfera celestial: parir es remedar la obra de Dios, la criatura viene enviada del cielo, nace por segunda vez con el bautismo y si muere un niño se convierte en ángel que sube al cielo y, por haber muerto en estado de inocencia, hace de poderoso intercesor ante Dios.  En última instancia, la muerte es el nacimiento a la vida que realmente importa. No es de admirar, pues, que se requiera la presencia de monjas, beatas y personas con fama de santidad en un parto; en ellos se confía cuando fallan los remedios humanos. La última misión de Teresa de Jesús, ya enferma —y dicen que el viaje le costó la vida—, tenía por objetivo asistir a la duquesa de Alba en su alumbramiento. 

Si despertamos la curiosidad con lo que aquí presentamos y esto sirve para estimular más estudios, si acaso conseguimos que se cuestionen ciertas prácticas de la obstetricia moderna, damos por bien empleados nuestros esfuerzos. [Wolfram Aichinger, Comisario de la Exposición]

Esta Exposición presenta resultados del Proyecto de investigación The Interpretation of Childbirth in Early Modern Spain (P 32263-G30), subvencionado por el FWF Austrian Science Fund. Para más información, visítese The Interpretation of Childbirth in Early Modern Spain y la revista digital Avisos de Viena. Viennese Siglo de Oro Studies.

 

Agradecimientos

Damos las gracias por su ayuda y colaboración a las siguientes personas e instituciones:

José Aragüés Aldaz (Universidad de Zaragoza), Florian Bischof (Pfarre Großgmain, Salzburgo), Blanca I. Bazaco (Archivo Regional de la Comunidad de Madrid), Javier Díez Llamazares (Archivo Regional de la Comunidad de Madrid), Costanza Gislon Dopfel (Saint Mary’s College of California), David Fliri (Haus-, Hof- und Staatsarchiv, Viena), Isabel García Ramírez (Archivo Histórico Diocesano de Madrid), Raquel González Rodelgo (Archivo Regional de la Comunidad de Madrid), Ernst-Heinrich Harrach, Mauricio Herrero Jiménez (Universidad de Valladolid), Ilse Jung (Kunsthistorisches Museum, Viena), Marie-France Morel (Société de l’Histoire de la Naissance, Francia), Museo del Prado (Madrid), Museo Pushkin (Moscú), José Navarro Talegón (Fundación González Allende), Laura Oliván (Universidad de Granada), Gudrun Swoboda (Kunsthistorisches Museum, Viena), Adrian Wilson (Universidad de Leeds), Bayerische Staatsbibliothek (Múnich), Biblioteca Nacional de España-Biblioteca Digital Hispánica, Bibliothèque Nationale de France - Département des Manuscrits (París), British Museum (Londres), Kirche Hindelbank (Berna, Suiza), Convento de las Descalzas Reales (Madrid),  Fondazione Accademia Carrara (Italia), Geroztik Historia Museo Birtuala (País Vasco, España), Sonsoles Martínez, Musée des Augustines-Musée de Beaux-Arts de Toulouse (Francia), Musée des Beaux Arts de Rennes (Francia), Museum Boijmans Van Beuningen (Róterdam, Países Bajos), Saint George’s Chapel, Windsor Castle, Windsor (Reino Unido), Staatsgalerie Stuttgart (Alemania) y Pia Walnig (Allgemeines Verwaltungsarchiv, Viena).

Bayerische Staatsbibliothek, Múnich; Biblioteca Nacional de España, Biblioteca Digital Hispánica; Bibliothèque nationale de France. Département des Manuscrits; British Museum, Londres; Church of Hindelbank, Bäriswil, Berna; Convento de las Descalzas Reales, Madrid; Fondazione Accademia Carrara; Geroztik Historia Museo Birtuala; Kunsthistorisches Museum Wien; Museo del Prado, Madrid; Museo Pushkin, Moscú; Musée des Augustines-Musée de Beaux-Arts, Toulouse ; Musée des Beaux Arts de Rennes; Museum Boijmans Van Beuningen, Róterda; Saint George’s Chapel, Windsor Castle, Windsor; Staatsgalerie Stuttgart.

Nuestros agradecimientos especiales van dirigidos al FWF Austrian Science Fund y a todos los que han colaborado en el proyecto de investigación The Interpretation of Childbirth in Early Modern Spain (P 32263-G30)

Comisario: Wolfram Aichinger, Univeridad de Viena.

Con las contribuciones de:

Wolfram Aichinger (Universidad de Viena), Clara Bonet (Universidad Católica de Valencia), Alice Dulmovits (Universidad de Viena), José Antonio Fernández Fernández (Universidad Rey Carlos, Madrid), Hannah Fischer-Monzón (Universidad de Viena), Alessandra Foscati (Universidad Católica de Leuven), Karin Fuchs (Universidad de Viena), Sabrina Grohsebner (IFK, Internationales Forschungszentrum Kulturwissenschaften, Vienna, Universidad de Viena), Tamara Hanus (Universidad de Viena), Lisa Heilig (Universidad de Viena), Jone Nere Intxaustegi (Universidad de Deusto), Nina Kremmel (Liechtensteinisches Gymnasium, Vaduz, Universidad de Viena), Kurt Kriz (Universidad de Viena), Rocío Martínez (Universidad Autónoma de Madrid), Hannah Mühlparzer (Universidad de Viena), Pilar Panero (Universidad de Valladolid), Fernando Sanz-Lázaro (Universidad de Viena), Christian Standhartinger (Academia Austriaca de las Ciencias), Marie Stockinger (Universidad de Viena) y  Jesús M. Usunáriz (Universidad de Navarra).

Comité de redacción: Wolfram Aichinger, Tamara Hanus, Lisa Heilig, Rocío Martínez, Hannah Mühlparzer, Fernando Sanz-Lázaro y Marie Stockinger.

Revisión de las traducciones al inglés: Sally Alexander, Rocío Martínez

Revisión de los textos en español: Fernando Sanz-Lázaro.

 

Lecturas recomendadas

Arjona Castro, A., El libro de la generación del feto, el tratamiento de las mujeres embarazadas y de los recién nacidos. Tratado de Obstetricia y Pediatría del Siglo X, de Arib Ibn Sa’id, Sociedad de Pediatría de Andalucía Occidental y Extremadura, 1991.

Bettini, M., Nascere. Storie di donne, donnole, madri ed eroi, Einaudi, 2018.

de Carlos Varona, M.C., Nacer en Palacio. El ritual del nacimiento en la corte de los Austrias. Centro de Estudios Europa Hispánica, 2018.

Bernis, C., Varea C, Hour of birth and birth assistance: from a primate to a medicalized pattern?, American Journal of Human Biology, 24 (1), 2012, pp: 14-21.

Dopfel, C., A. Foscati, A. Parmeggiani, Nascere: Iconografia, Medicina, Agiografia dal Tardoantico al Rinascimento, Il Mulino, 2017.

Filippini, N.M., Generare, partorire, nascere. Una storia dall’antichità alla provetta, viella, 2017.

García Herrero, M.C., Administrar del parto y recibir la criatura‘: Aportación al estudio de Obstetricia bajomedieval“, Aragón en la Edad Media, 8, 1989, pp. 283-292.

García Santo-Tomás, E., Signos vitales. Procreación e imagen en la narrativa áurea, Iberoamericana, Vervuert, 2021

Gélis, J., L’arbre et le fruit: La naissance dans l’Occident moderne (XVIe-XIXe siècle), Fayard, 1984.

Hearn, Ka., Portraying Pregnancy: from Holbein to Social Media, Chicago University Press, 2020.

Hopwood, N., Fleming, R., Kassell L., Reproduction. Antiquity to the Present Day, Cambridge University Press, 2018.

Hrdy, S.B., Mothers and Others. The Evolutionary Origins of Mutual Understanding, Harvard University Press, 2011.

Labouvie, E, Andere Umstände. Eine Kulturgeschichte der Geburt, Böhlau, 2000.

Laget, M., Naissances : l'accouchement avant l'âge de la clinique. Le Seuil, 1982.

Loux, F., Le jeune enfant et son corps dans la médecine traditionnelle, Flammarion, 1978.

Morel, M.-F., La naissance au risque de la mort. D’hier à aujourd’hui, érès 2021.