La menarquia real: un asunto de Estado
I Procreación
A lo largo de la Edad Moderna, la salud de las personas reales siempre fue un asunto de Estado. Pero tenían especial relevancia las noticias relacionadas con el ámbito reproductivo de las mujeres de las dinastías reales. De hecho, la menarquia o primera menstruación de las princesas tenía una importancia fundamental y destacadas implicaciones políticas. Su aparición indicaba que ya se podía negociar un matrimonio políticamente conveniente, que se podría consumar con cierta rapidez, mientras que un retraso excesivo podía hacer surgir dudas sobre la futura fertilidad de la potencial novia. De la misma manera, en aquellos casos en los que ya se estaba negociando una alianza matrimonial, su aparición solía marcar un avance en las negociaciones para su finalización y para el inicio de su jornada hacia los territorios de su futuro marido. Más aún, los enlaces se podían anular hasta su consumación, incluso en aquellos casos en los que ya se habían firmado las capitulaciones y realizado algunos de los ritos religiosos. Pero dicha consumación no se producía hasta que la princesa era considerada como lo suficientemente mayor para ello, y había tenido su primera menstruación, por lo que el momento de su aparición podía suponer la diferencia entre la consolidación de una alianza política entre dos estados, o su posible ruptura. Asimismo, indicaba que ya era posible que tuviesen hijos en un futuro cercano, lo que era enormemente importante en momentos de crisis dinástica, tanto para la dinastía en la que se casaba como para aquella de la que provenía, especialmente si está última permitía una sucesión femenina.
Por lo tanto, la menarquia de las mujeres reales era constantemente comentada, controlada y esperada por diferentes miembros de la corte, el gobierno y miembros de la diplomacia internacional, desde el mismo rey hasta el último de los embajadores europeos. [Rocío Martínez]