Abandonos y entregas de criaturas
V Acogida y primeros vínculos
En algunas parroquias de la España del siglo xvii hasta un 14 por ciento de los bautizados eran niños expósitos, dejados al cuidado de una casa cuna o inclusa; solían ser remitidos por la comadre, presente en el parto o entregados anónimamente y recibidos por el torno de la casa. Las carestías y las pestes engendraron expósitos, pero más aún el temor por la honra familiar; la mayoría de las criaturas habían nacido ilegítimas. La nota de abandono que mostramos proviene del Archivo Regional de la Comunidad de Madrid.
Las inclusas se mantenían con limosnas y procuraban a los infantes leche mercantil de una ama a sueldo. Muy pocos de estos niños superaron las primeras semanas de vida.
Los fondos de FamilySearch brindan acceso a los Libros de entradas de expósitos de la casa cuna de Granada de finales del xvii y comienzos del xviii. Son testimonios extraordinarios en lo que revelan sobre la cultura material, sobre lo que se pone a una criatura dejada al amparo público: paños, mantillas, fajas…, a no ser que venga «envuelta en andrajos».
Algunos niños llevan atadas cruces de Caravaca, higas de azabache, o las ya mencionadas notas, cuyo contenido copia el administrador palabra por palabra. De pronto se despliega así todo un telón de fondo de relaciones familiares y escenarios de partos no comunes: que el niño nació a los siete meses y «dio muerte» a la madre; que era huérfano de padre y que la madre murió de sobreparto; que se había alimentado de manera provisional con sopillas; que era de buenos padres que lo abandonaron «por temor a grandes daños» —¿una cuestión de honor?—, que se tenía la intención de sacar al niño de la inclusa pasados algunos días, por lo cual llevaba «seña en la oreja derecha», que fue hallado en un cortijo, que «los padres eran cristianos viejos y limpios de toda mala raza». Algunos papeles dan voz al niño que pide que se le «dé teta» y que Dios lo pagará. [Wolfram Aichinger y Lisa Heilig]