Desde el útero: la comunicación con el exterior
III Vida intrauterina
Margarita de Austria, embarazada, le envía a su esposo esta breve nota en la que adopta la voz del niño que no ha nacido todavía. El 12 de julio de 1667, fecha de la carta, la emperatriz se ha casado con Leopoldo I hace menos de un año y está ya preñada de unos cinco meses. Fernando Wenceslao es el primer hijo de ambos y está destinado a ser el futuro emperador del Sacro Imperio. No obstante, muere en enero de 1668, al poco tiempo de nacer.
Este tierno mensaje que Margarita le dirige a su esposo el día en que ella cumple dieciséis años permanece en la historia privada del matrimonio y sobrevive al triste destino del niño. En un coqueto juego, el hijo, que conoce la mayor intimidad «de su albergue» —es decir, del interior su madre—, media en un posible malentendido entre el emperador y su joven mujer. Se menciona el color de la banda que ella habría llevado, el azul, asociado popularmente a los celos. No obstante, desde el vientre materno el niño trata de disipar posibles sospechas sobre su madre. De forma modesta, afirma que carece de «plática de cortesano» y se presenta como un buen hijo atento al bienestar de su padre, a quien llama siempre «majestad».
La vida dentro del útero materno se perfila en este singular documento como un lugar en el que la comunicación con el exterior y el conocimiento de lo que ahí sucede son posibles. La intimidad entre la madre y su hijo se manifiesta en un mensaje en el que se hace partícipe al padre de esta vida familiar de la que podría sentirse excluido y cuya calidez Margarita quiere transmitirle. [Clara Bonet Ponce]