El juguete y el juego tradicional en la provincia de Guadalajara

La Escuela Provincial de Folklore de Guadalajara fue creada en 1984 con el objetivo de estudiar y recuperar las costumbres y tradiciones de la provincia de Guadalajara. Este año celebramos el 40 aniversario de un centro creado para investigar y enseñar las distintas técnicas desarrolladas a través de los años por las distintas civilizaciones y culturas que se han establecido en este territorio a lo largo del tiempo.

En las aulas y talleres de la Escuela se enseña y aprende esta sabiduría popular para que no se pierda. La Escuela de Folklore se divide en dos campos principales de trabajo: el área de artesanía con aulas de alfarería, esmaltes, carpintería, restauración, cestería, encaje de bolillos, indumentaria y labores tradicionales; y el área de música y danza, con aulas de bailes, canto, acordeón, dulzaina, tambor, guitarra, laúd, bandurria y violín. Junto a esta actividad, la Escuela  realiza otras de difusión de nuestra cultura por medio de las demostraciones de artesanía en los pueblos de la provincia y actuaciones de música y baile, con la participación del alumnado bajo la batuta de los profesores, principalmente durante la celebración de fiestas populares en nuestros pueblos.

Por otro lado, la Escuela tiene una labor de archivo e investigación de documentos, cancionero, patrones o diseños tradicionales, rescatados por el profesorado con la inestimable ayuda del alumnado. Gracias a ello contamos con una biblioteca, una fonoteca y una videoteca a disposición de la ciudadanía y de la que participan también estudiantes del ámbito universitario europeo.

Dentro del acervo que engloba la palabra folklore, tenemos los cuentos que los mayores contaban a los pequeños antes de acostarse o los juegos en la calle, actividades enfocadas a los jóvenes. Parece que ahora nos hemos dado cuenta de que tenemos que ser respetuosos con el medio natural, hoy que todos los juguetes funcionan mediante baterías o conexiones a la red eléctrica, llegados de fábricas lejas con la consecuente huella ecológica y su derivada, el daño medioambiental. Antaño ya lo sabían —se nos había olvidado— que tenemos que ser respetuosos con nuestro entorno, vivir en equilibrio. Hubo una época en la que todo era más sostenible, los juguetes se hacían de madera, se usaban piedras o de barro, no contaminaban y además de divertirse se aprendía a conservarlo porque no había supermercados donde comprarlos. Además, estos juegos se hacían en la calle, con toda la chavalería formando grupo.

Hemos elegido que esta Exposición temporal que acoge el Museo Virtual de Ecología Humana (MVEH) con motivo de nuestro aniversario se centre en la dimensión lúdica del juego, por un lado, por la importancia que tiene el juego en el desarrollo de las personas y, por ende, de la sociedad; por otro, porque hemos observado que en el amplio espectro que ofrece el MVEH había un hueco que podía ser completado con el juguete tradicional, del que la Escuela de Folklore se ha ocupado, preservando, investigando, documentando y recuperando.

El juguete acompaña la andadura humana desde sus inicios. Las primeras miniaturas datan del año 3.000 antes de nuestra era. Han llegado hasta nuestros días las fabricadas en barro, pero obviamente habría en madera e incluso hueso. De materiales menos resistentes al paso del tiempo existen restos de juguetes elaborados con cuernos y tejidos animales, provenientes del imperio egipcio, unos dos mil años después.

El juego, en palabras de Platón, es un medio de socialización, no solo para el humano, también para otras especies como vehículo de aprendizaje. Por medio del juego se transmiten la cultura y los valores, por lo que es el principal conducto de aprendizaje en la edad temprana. Es una actividad que no persigue un objeto práctico, tan solo una sensación placentera que genera bienestar. Posteriormente Aristóteles añadía un significado complementario: el juego como terapia tras el laboreo, remedio saludable para descansar y reconfortar el espíritu.

Los juegos están ligados a la cultura humana. No tienen edad, variando en función del ciclo de vida y la función educativa o recreativa de estos. Su variedad es tan amplia como la propia imaginación humana, pasando de juegos de calle, peonzas, bolas a juegos de mesa, dados, tableros o juegos en plazas, como los bolos o la calva, por mencionar unos ejemplos. Los más pequeños se divertían con juguetes individuales como caballitos de madera o muñecas de trapo, mientras que las personas adultas participaban de juegos de grupo como los dados o el tejo.

El origen del juego está, según Freud, en la primera relación del niño con la persona que le cuida y mediante el juego categoriza a las personas en buenas o malas según jueguen o no con él, acercándose a las primeras porque le proporcionan seguridad. Con la actividad lúdica, el niño desarrolla la capacidad de utilizar objetos y relacionarse con personas, con la libertad de poder comunicar sentimientos y deseos.

Los espacios para jugar al aire libre son espacios de socialización, transmisores de conocimientos, donde el niño aprende a desarrollar su personalidad. La calle y el juego se convierten en grandes modeladores del sujeto. Como dijo Albert Einstein, «Los juegos son las formas más elevadas de la investigación».

Con la selección que presentamos en Esta exposición queremos mostrar una parte representativa de los juegos que tradicionalmente se practicaban en la provincia castellana de Guadalajara. Su sencillez, tanto en manufactura como en materiales constructivos o durabilidad, define bien la cultura popular de esta provincia y sus gentes.

Las fotografías más antiguas fueron realizadas por personal adscrito a la Escuela Provincial de Folklore y pertenecen al archivo fotográfico de la Escuela de Folklore sobre juguetes recuperados por las monitoras y los monitores que han pasado por la escuela a lo largo de sus 40 años de vida.

 

Esta exposición ha sido coordinada por Miguel Ángel Fernández Auñón, Administrador Coordinador de la Escuela Provincial de Folklore de Guadalajara, con la colaboración de Luis Alberto Larriba Cabezudo, Javier Plaza García, Margarita Blas Guerra y Santos Beato Hernando, miembros de la Escuela. Especial agradecimiento a José Antonio Alonso Ramos, David Serrano, Francisco Toquero Ochaíta, José Enrique Bueno Martín, Félix Nolasco Roche y José López Picazo, colaboradores indispensables con sus fotografías y obras, donadas desinteresadamente a la Escuela.

 

Recomendaciones para ampliar información:

Benito, J.F. 2022. Juegos de la calle en la Guadalajara de mediados del siglo pasado. Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 52: 385-400.

Blanco Garcia, T. 1995. Para jugar como jugábamos. Diputación de Salamanca.

Cabrelles Sagredo, Mª.S. La influencia del juego para potenciar el desarrollo infantil en el ámbito educativo (I).

Cortázar, A. 1939. Al margen del folklore: los juguetes y sus raíces psicológicas y estéticas. Humanidades, 27: 345-364.

García Rodríguez, C. (coord.). 1995. Juegos de nuestra tierra. Recopilación de juegos tradicionales de la provincia de Guadalajara. Elaborado con la colaboración de los alumnos del I.E.S. Martín Vázquez de Arce de Sigüenza.

Minguet. P. 2005. Juegos de Manos, ó sea, el arte de hacer diabluras. Edición facsímil de la edición de 1864, editorial Maxtor.

Sánchez Romero, M. 2022.“Los primeros juguetes de la prehistoria fueron pequeñas figurillas de animales, canicas o miniaturas de objetos adulto”. Sinc.

Molinero Sánchez, F. 2010. Colección de Juegos Infantiles: el tirachinas. Museo del Juego. 

Tejero Muñoz, M., Prieto Barrera, L., Álvarez Domínguez, P. 2017. Educar a la infancia a través de juegos y juguetes tradicionales: experiencias pedagógicas al aire libre. Cabás. Revista Internacional Sobre Patrimonio Histórico-Educativo,18: 73–106.

VV.AA. 2011. El Ocejón y sus juegos populares. Asociación Serranía de Guadalajara.

VV.AA. 2008. Catálogo exposición. El juguete popular en Guadalajara. Arqueología y tradición, Diputación de Guadalajara.

Villalva Plaza, A. 1991. Juegos populares en la Alcarria Baja. Cuadernos de Etnología de Guadalajara, 17: 95-102.