Agua para higiene y saneamiento

Además de para beber, hace falta agua para diversos usos domésticos (cocinar y conservar alimentos, higiene, aseo personal y familiar y saneamiento). En 2015 se mantiene una gran desigualdad geográfica y económica en el acceso a servicios de saneamiento mejorados (aquellos que higiénicamente impiden el contacto de los seres humanos con sus propias excretas).

Globalmente, el 68% de la población mundial tiene acceso a servicios de saneamiento mejorados, con importantes diferencias entre los asentamientos rurales donde están disponibles en la mitad de los domicilios, y los urbanos donde ascienden al 82%. Eso implica que todavía más de 1.000 millones de personas concentradas en países de ingresos bajos tienen que defecar al aire libre y convivir con los riesgos asociados a ello.

En su mayor parte, estas personas residen en poblaciones agrícolas de subsistencia, pero la creciente y caótica migración rural a núcleos urbanos —sin planificación y con escasa o nula inversión en infraestructuras— determina que casi un tercio de los residentes urbanos de estos países tenga que vivir hacinado en infraviviendas, sin acceso a agua potable ni a sanitarios.

(El indicador que evalúa la disponibilidad de instalaciones mejoradas de saneamiento, incluye el porcentaje de población que utiliza cualquiera de las siguientes instalaciones de saneamiento, sin compartirlas con otros hogares: letrina con sifón o letrina con cisterna que descarga en una cloaca con tubería, un tanque séptico o una letrina de pozo; letrina de pozo mejorada con ventilación; letrina de pozo con losa; retrete de compostaje).