Una comunidad diversa culturalmente

Una comunidad diversa culturalmente
1859. La Alameda (Gibraltar). Dibujo de Smith O'Hara de ‘Los viajes de Smith O'Hara. Un crucero por el Mediterráneo’ (‘Smith’s Wanderings. A Cruise in the Mediterranean’, London, Τhomas Mc Lean). Fuente: ‘Aikaterini Laskaridis Foundation Library’

Una comunidad diversa culturalmente

La diversidad cultural en la colonia tiene su origen en las migraciones desde otros enclaves mediterráneos y por la propia demanda de mano de obra que generaba la colonia y plaza militar. Smith O’Hara reflejó en este esbozo la presencia británica, andaluza, árabe y judía, lo que representa también la diversidad en el aspecto religioso: protestantes, católicos, musulmanes y judíos. Un discreto oasis de diversidad en una península con siglos de historia de persecución étnica y religiosa.

Los emigrantes recién llegados a La Línea en el siglo XX conocieron muchas costumbres, hábitos culinarios y formas de hablar, pues había muchas familias transfronterizas con algún miembro de origen español, maltés, genovés, inglés, irlandés, escocés, judío, portugués… El componente poblacional militar en tránsito tripulaciones de barcos que repostaban en la colonia, ingenieros y cargos militares británicos y la guarnición militarmantuvo una relación más vertical con la población local, aunque también hubo matrimonios mixtos y relaciones de amistad.

Los niños y niñas de La Línea y de Gibraltar aprendían todos los juegos posibles. «Practicábamos con chapas el juego maltés del arrimaíto», recuerda Antonio Barros, «machacábamos los botones de las guerreras militares y con ellos jugábamos al hoyito. Jugábamos a las canicas o meblis (del inglés marbles) y al córrela, que era como el beisbol, pero con una pelota de tenis. Al críquet y al palicache. Y al patinete, que le decíamos escuta (del inglés scooter)». Varias generaciones de linenses y gibraltareños han crecido en ese ambiente de diversidad cultural.