Salud sexual y reproductiva: entre la limitación filogenética y el cambio ambiental
La reproducción humana es el resultado de la interacción entre procesos biológicos heredados de nuestro pasado mamífero, que han permanecido prácticamente invariables desde que se fijaron en nuestra filogénesis, y los procesos culturales que definen nuestros comportamientos y preferencias reproductivas. La salud sexual y reproductiva es el estado de completo bienestar físico, mental y social de los aspectos ligados a la sexualidad y la reproducción en todas las etapas de la vida, a lo largo de las cuales se modifican los factores de riesgo.
En las últimas décadas del siglo XX, la transformación en los sistemas de valores y estructuras sociopolíticas que definan las relaciones de poder y género entre mujeres y hombres, la comercialización de nuevos métodos de control de la fertilidad, la aprobación del concepto de Salud sexual y reproductiva por la OMS como un «derecho universal de todas las personas a una vida sexual segura y satisfactoria, y a la libertad de decidir si quieren descendencia, cuándo tenerla y con qué frecuencia», marcaron el inicio de la mayor revolución biocultural en la historia de la humanidad, cuyas consecuencias a corto y medio plazo sobre el futuro de los grupos humanos están por evaluar en las diferentes poblaciones.
Las consecuencias de esa revolución en la España de finales del siglo XX han sido documentadas por nuestro grupo en relación a diferentes aspectos como los relacionados con salud global, con salud reproductiva y género, o los ya comentados con restricción nutricional, que pueden mantener consecuencias sobe la función reproductiva en etapas avanzadas de la vida. En el documento Salud sexual y reproductiva de la población joven de San Sebastián de los Reyes. Identificación de los principales problemas, recomendaciones y propuestas para adecuar la política sanitaria (2009), documentamos en una localidad cercana a Madrid, los principales problemas de salud sexual y reproductiva de jóvenes usuarios de las denominadas «Consulta Joven», y de estudiantes de bachillerato. Los principales problemas detectados en ambos grupos fueron esencialmente de lo que se denomina «cobertura», como los que recoge años después la Agenda 2030, es decir los relativos a la planificación familiar, la atención durante la gestación y parto, y de salud posnatal.
Tras la publicación de la Agenda de sostenibilidad, la OMS propuso en 2016 indicadores para evaluar los avances en salud sexual y reproductiva en tres niveles, «impacto», «cobertura» y «factores de riesgo». Los correspondientes a impacto y cobertura se incluyen en las metas del ODS3 de salud, mientras los correspondientes a los factores de riesgo corresponden a diferentes ODS, especialmente el ODS2 (hambre), el ODS6 (agua), el ODS7 (energía asequible y no contaminante) y el ODS11 (ciudades y comunidades sostenibles). Los indicadores recomendados se encuentran en las páginas web de la OMS y de Mujeres ONU. [Cristina Bernis]