El parto humano: entre la herencia primate y su medicalización extrema
Nuestra especie pertenece a una radiación de primates que hace 50 millones de años cambio el patrón circadiano ancestral mamífero, de nocturno a diurna. Nuestros parientes primates tienen partos predominantemente nocturnos y sin complicaciones. Ello se debe a que el feto sale sin rotaciones y dándole la cara a la madre, que puede tirar de él para ayudarle en su salida. Por el contrario, en nuestra especie el feto debe rotar dos veces para ajustarse a los diámetros pélvicos, lo que determina su salida en posición occipito-anterior, de tal manera que la madre no puede utilizar las manos para ayudarse en su extracción. Esta complicación es el resultado de la adopción del bipedalismo hace 6-7 m.a. y de la creciente encefalización en Homo a partir de 2 m.a. El parto requiere la intervención de otro miembro del grupo que ayude a la madre, un apoyo emocional y obstétrico esencial que facilita el proceso y reduce la mortalidad maternoinfantil. La asistencia al parto es universal en las poblaciones humanas y debió de surgir en especies ancestrales de Homo, una vez alcanzado un cierto grado de encefalización. La preservación del parto nocturno debió de ser esencial para su supervivencia.
Antes de su institucionalización hospitalaria el parto humano era predominante nocturno. Por el contrario, en poblaciones modernizadas los partos son predominantemente diurnos. Cuando se comparan los patrones horarios de partos tradicionales y hospitalarios —como se muestra en la imagen superior—, se aprecia que los partos actuales no intervenidos y sin administración de epidural mantienen el patrón horario de los de un siglo atrás: predominantemente desde la media noche hasta las primeras horas de la mañana, independientemente de la paridad. Las evidencias científicas muestran que las madres primíparas tienen partos más prolongados que las multíparas (su velocidad de dilatación es tres veces menor), pero que para todas ellas los partos nocturnos son menor riesgo y más cortos.
¿Por qué ha desaparecido el patrón de parto nocturno en sociedades modernizadas? En primer lugar, en las últimas décadas se ha transformado sustancialmente el protocolo de atención al parto, aumentando el número de intervenciones destinadas a reducir el riesgo maternofetal (cesáreas e inducción del parto) y reducir el dolor derivado de las contracciones (analgesia epidural, un derecho para toda parturientas en España desde 1998). En segundo lugar, ha habido una transformación del perfil materno, caracterizado hoy por una tardía maternidad y el predominio de mujeres primíparas, un perfil que sin duda se asocia a partos más prolongados y complicados pero que esencialmente está determinando un incremento injustificado del intervencionismo obstétrico.
La alteración del patrón horario del parto humano es un buen ejemplo de la introducción de medidas que, sin duda, inicialmente positivas pueden tornarse negativas si se aplican masivamente sin necesidad, alterando una característica biológica ancestral. [Carlos Varea]
Distribución horaria de nacimientos en la Casa de Maternidad de Madrid (1910-1914, todas las paridades) y en la Maternidad del Hospital Universitario La Paz de Madrid (2005 y 2007, por tipo de parto y paridad, partos simples, madres españolas). Los partos vaginales denominados «naturales» o «fisiológicos» (sin intervención ni administración de epidural), el 19,2% del total, reproducen el patrón horario de la Casa de Maternidad de comienzos del siglo XX, de predominio nocturno. En cambio, los partos vaginales intervenidos se concentran en la tarde (el 22% de 16:00-19:59 h.) y las cesáreas en la mañana (el 26,1% de 08:00-11:59h.). Horas UTC+1 y UTC+2. Fuente: Varea et al. (2016) © Carlos Varea