Mala calidad de las aguas, expansión de la malnutrición y la enfermedad

Mala calidad de las aguas, expansión de la malnutrición y la enfermedad
2002. Barrio de Al-Jumhuriya, Basora. Fotografía: José Manuel Rambla © José Manuel Rambla

Mala calidad de las aguas, expansión de la malnutrición y la enfermedad

Esta niña vuela literalmente sobre aguas residuales en el paupérrimo barrio de Al-Jumhuriya, en Basora. Buena parte de la expansión de las enfermedades prevenibles y la mortalidad infantil a ellas asociadas se debió al colapso del sistema de tratamiento de las aguas. Antes de 1991, Iraq tenía un sistema bien desarrollado de abastecimiento de agua y de saneamiento, integrado por más de 200 plantas depuradoras de agua para las zonas urbanas y 1.200 depuradoras compactas para atender a las zonas rurales, así como una amplia red de distribución. El sistema de depuración de aguas depende del suministro eléctrico y del aporte de piezas de recambios, ambos aspectos muy afectados tras la guerra de 1991 y el régimen de sanciones. 

Según la OMS, el 90 por ciento de la población tenía acceso a agua potable antes de las sanciones, un porcentaje que se redujo al 50 por ciento en las zonas urbanas y al 33 por ciento en las rurales tras la entrada en vigor de las sanciones. Ello favoreció la expansión de enfermedades infecciosas e incluso la reaparición del cólera, erradicado hacía décadas.