Pobreza y agricultura de subsistencia: migración temporal de los hombres
Las mujeres debían de asumir gran parte de las labores agrícolas a lo largo del año, mientras los hombres solían reservarse para las épocas de mayor trabajo, realizando el resto del año diferentes profesiones que exigían su desplazamiento de la comunidad pero que aseguraban un mínimo ingresos monetarios a la familia.
En la España rural de 1930, ser lañador (junto con sastre y barbero) era una de las profesiones alternativas de los hombres que recorrían los pueblos vendiendo sus pequeñas mercancías, como los candiles y arreglando todos los utensilios (reciclado forzoso) de uso doméstico que les acercaban las mujeres, como los calderos, sartenes, orinales, lecheras, jarras o embudos.