Modulación genética y ambiental de la expresión fenotípica a lo largo de la vida
Todos los miembros de nuestra especie, pasados y presentes, compartimos el 98,9% de la información genética, que se expresa secuencialmente a lo largo del ciclo vital.
La Epigenética estudia el control de la expresión de los genes que regulan el desarrollo y explica cómo las respuestas adaptivas de un mismo genoma se pueden traducir en fenotipos diferentes, de manera que no hay cambios en la secuencia del ADN sino represión o activación de genes concretos a través de metilaciones (grupo metilo: CH3-), para ajustarse a determinantes medioambientales (nutricionales, climáticos, etc.). Se trata de modificaciones heredables, es decir, los fenotipos resultantes están adaptados a las circunstancias ambientales que determinaron su aparición, se expresan a lo del ciclo vital en la generación afectada y pueden transmitirse durante generaciones mientras esas circunstancias se mantengan. La capacidad de ajustes biológicos, incluidos los epigenéticos, es mayor en las etapas tempranas de la vida, caracterizada por una rápida velocidad de crecimiento y maduración.
Desplazamientos de población y situaciones puntuales durante periodos bélicos pueden tener, en determinadas circunstancias, efectos permanentes sobre la expresión biológica y la salud de generaciones concretas. Recientemente, se ha demostrado que las mujeres holandesas que estaban embarazadas en 1945, durante la ocupación nazi sufrieron una drástica restricción nutricional, el llamado «Invierno del hambre», que silenciaron la expresión de determinados genes en sus fetos, que persistieron reprimidos a lo largo de sus vidas y afectaron a su viabilidad durante el envejecimiento, de manera que sus tasas de muerte a partir de los 68 años fueron significativamente superiores que la generación previa y la posterior. También se han ha identificado en ratones variantes epigenéticas responsables de diferencias en envejecimiento saludable.
La variabilidad fenotípica también puede tener una base genotípica a través de las clásicas mutaciones que producen cambios estructurales azarosos en el ADN. La variabilidad que presenta la pigmentación humana ejemplifica procesos de selección natural por adaptación a factores climáticos (y nutricionales), que se han utilizado para clasificar nuestra especie en unidades raciales, con un claro sesgo ideológico, que mantienen determinados sectores, muchos años después de que la genética demostrara que la raza no es una realidad biológica. [Cristina Bernis]