El regreso del trabajo y la mendicidad infantiles
En 1974 Iraq declaró gratuitos y públicos todos los niveles educativos y, un año después, obligatoria la enseñanza primaria. El trabajo infantil quedó prohibido. En los años posteriores se logró la plena equiparación de género en primaria y muy positivos porcentajes en niveles educativos medios y superiores.
Las sanciones anularon este escenario. El deterioro en las condiciones en que se impartía la enseñanza se combinó con la crisis económica familiar determinando la reducción de las tasas de asistencia a clase en todos los niveles educativos. Así, pese a su carácter obligatorio, la incorporación a la escuela primaria (de seis a 11 años) se redujo del 92,4 por ciento en el curso 1991/92 al 68,8 en los cinco primeros años de sanciones, manteniéndose la equiparación de género.
En secundaria, uno de cada cuatro estudiantes abandonó los estudios para ayudar a la economía familiar, 100.000 al año. Imagen inédita en el país, durante esos años era habitual ver en las calles de las ciudades iraquíes o en las carreteras a niños y niñas mendigando o trabajando, como los de la imagen superior, limpiabotas en Basora.
Para contrarrestar el abandono escolar, el ministerio de Educación puso en marcha programas de educación no formal para ambos sexos, que animaban a sus participantes a reincorporarse a la escuela normal tras este período de adecuación. Específicamente, el ministerio desarrolló una iniciativa destinada a niñas de entre 10 y 14 años que hubieran abandonado sus estudios. Pese a su inmediato éxito (logró atender la demanda de 12.000 niñas y chicas adolescentes), en 1996 el ministerio hubo de paralizar el programa por falta de fondos. Un programa similar, denominado «Escuelas Yafeen», procuró la recuperación de jóvenes que no hubieran completado sus estudios primarios por haberse puesto a trabajar.