Pelvis de bronce de Tarnier

Pelvis de bronce de Tarnier
1924. Pelvis de bronce de Tarnier. Fotografía de Amparo Lujano Arenas © Hospital Universitario de Santa Cristina

Pelvis de bronce de Tarnier

Uno de los materiales de enseñanza que se adquirió para complementar las clases teóricas que recibían las futuras matronas fue una pelvis articulada de bronce de Tarnier, que hoy en día se conserva en el Museo del Hospital de Santa Cristina. Se trata de una representación muy realista de una cintura pélvica, de bronce, articulada por el sacro y montada sobre una tabla de madera. A su vez, el sacro se articulaba mediante una barra de acero que podía ajustarse según una escala lineal calibrada para medir el diámetro anteroposterior del canal óseo del parto. Como puede apreciarse en la placa que contiene la escala calibrada, la pieza está firmada por Collin, una casa de gran renombre especializada en la fabricación de material médico y quirúrgico. El modelo, que comenzó a comercializarse en el siglo XIX, todavía se incluía en los catálogos de la casa Collin de 1935. La Casa Collin fue la continuadora de la casa Charriere, fundada en 1820.

Este mismo modelo de pelvis articulada de bronce, aparece reproducido en el libro L’arsenal Obstétrical que Witkowski publicó en 1887 en la página 16. En la misma página, hay un modelo similar de pelvis de Tarnier, pero en esta ocasión modelo de Mathieu.

Como recogía José Gálvez Ginachero en la primera memoria de la Casa de Salud de Santa Cristina, publicada en 1927 y resumiendo el funcionamiento del centro de los tres primeros años, la pelvis de bronce de Tarnier se utilizaba para estudiar posibles estrecheces pélvicas. Este era un conocimiento importante que debían adquirir las alumnas para comprender cuándo el parto se desviaba de la normalidad y era necesario avisar al médico que pudiese colaborar a solventar una posible distocia.

Etienne Tarnier (1828-1897) fue un obstetra francés, conocido sobre todo por la modificación que realizó de un fórceps al que bautizó con su apellido, aunque también creó diseñó numerosos instrumentos obstétricos. Su tesis doctoral estuvo centrada en la denominada «fiebre puerperal», demostrando que la mortalidad por dicha afección era superior en las maternidades que en los partos domiciliarios y abogando por las medidas de asepsia y antisepsia.