Vigilancia en salud epidemiológica y comunitaria

Vigilancia en salud epidemiológica y comunitaria
2021. Análisis de eventos comunitarios en salud con la asociación AATAC (Asociación de Autoridades tradicionales Aledañas a la Carretera), departamento de Vaupés (Colombia). Foto: Edilma Bastidas © Sinergias ONG

Vigilancia en salud epidemiológica y comunitaria

Saber lo que está ocurriendo con la situación de salud en una comunidad es indispensable para tomar decisiones y actuar oportunamente para evitar que se desborden problemas prevenibles. Actualmente, a raíz de la experiencia vivida en la pandemia por el SARS-CoV2, todo el mundo es consciente de la importancia de monitorear eventos de importancia en salud pública. Estos eventos generalmente se refieren a una serie de enfermedades infecciosas que son graves y/o muy contagiosas con la capacidad de afectar severamente a ciertos grupos poblacionales. Adicionalmente, cada vez se vigilan más eventos psicosociales dentro de los sistemas de vigilancia en salud pública, como la violencia basada en género o los suicidios.

Para que eso funcione se requiere que haya personas que reporten los casos, que haya sistemas de comunicación que permitan notificarlos, un sistema de información con el que se pueda saber si lo reportado hace parte de lo considerado normal o se sale de esos parámetros. Por supuesto también un sistema de salud en capacidad de responder oportunamente estudiando los casos y tomando las medidas necesarias para controlar o mitigar los problemas detectados local y regionalmente si es preciso.

Pero ¿qué se puede hacer en este contexto cuando se carece de esas condiciones básicas para que funcione el sistema de vigilancia que conocemos? ¿cuáles son los problemas que se deben vigilar de acuerdo con el sistema de conocimiento indígena?, ¿qué papel deben desempeñar las comunidades y organizaciones indígenas?, ¿qué puede desempeñar la institucionalidad?, ¿se puede hacer vigilancia de salud comunitaria?, ¿qué capacidades se requieren para ello?, ¿cuáles son las medidas que pueden tomar las autoridades tradicionales y las familias para controlar o mitigar los problemas detectados? ¿cuáles son los problemas que invariablemente deben reportarse a las instituciones?, ¿cómo se pueden comunicar con las instituciones?, ¿cuáles son las medidas de protección que se deben garantizar para que no se afecten las personas que asuman la vigilancia en las comunidades?

Esta es la realidad que enfrentan la mayoría de las comunidades rurales dispersas en el país. Con respecto a este componente, el principal desafío enfrentado conjuntamente con estas poblaciones ha sido generar procesos de vigilancia comunitaria en los que las comunidades discutan periódicamente su situación de salud y tengan las herramientas para analizar los problemas que consideren prioritarios y tomen las decisiones requeridas en espacios participativos. Igualmente, que se generen las rutas para informar a las instituciones y gestionar su respuesta cuando sea necesario.