Sonoridad pastorales
Las gaitas (zampogna) y las flautas (ciaramella o piffera) son los instrumentos más conocidos en la tradición pastoril en cuya fabricación es necesario contar con la intervención de profesionales. La zampogna es un instrumento polifónico compuesto por tubos de madera de diferentes tamaños y grosores y de una piel de cabra o cordero que se coloca debajo del brazo y que, a través de una técnica especial para expulsar el aire, se hincha y deshincha produciendo un sonido continuo. La gaita y la flauta se siguen tocando juntas en celebraciones religiosas, especialmente en Navidad, durante las procesiones, en las bodas y en otras ocasiones festivas.
En Maranola (Aurunci), se utilizan al menos ocho especies diferentes en su construcción: albaricoquero (Prunus armeniaca), ciruelo (Prunus domestica), olivo (Olea europaea), peral (Pyrus communis), guindo (Prunus cerasus), cerezo (Prunus avium), cornicabra (Pistacia terebinthus) y lluvia de oro (Laburnum anagyroides). Los ancianos cuentan que en pueblos como Atina, Villa Latina y Monte San Biagio, algunos pastores empezaban la trashumancia al son de las zampoñas de manera que, la melodía de estos instrumentos se unía a la de los cencerros generando un sonido muy agradable.