Objetivo 15: Vida de ecosistemas terrestres
La deforestación y la desertificación, provocadas por las actividades humanas y el cambio climático, suponen grandes retos para el desarrollo sostenible y afectan la vida y los medios de vida de millones de personas en la lucha contra la pobreza.
El 30% de la superficie terrestre está cubierto por bosques, entidades vivas que, además de proporcionar seguridad alimentaria y refugio, son fundamentales para combatir el cambio climático y protegen la diversidad biológica (foto de abajo). Sin embargo, el aumento de la temperatura y la disminución de la humedad, junto con algunas políticas urbanísticas y forestales, proporcionan el combustible para que, bien por accidente, negligencia o intencionalidad, los incendios forestales sean cada vez más numerosos y destructivos (foto de arriba). Sumado esto a la tala para pastos o cultivos, cada año desaparecen en el mundo 13 millones de hectáreas de bosque. 3600 millones de hectáreas más se han desertificado.
Aunque el ritmo de desaparición de los bosques se ha reducido, la disminución de la productividad de la tierra, la pérdida de diversidad biológica, la caza furtiva y el tráfico de fauna y flora silvestres siguen siendo motivos de gran preocupación y, en consonancia con ello, algunas de las metas de este Objetivo (Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad) incluyen promover la gestión sostenible de todos los tipos de bosques, poner fin a la deforestación, recuperar los bosques degradados e incrementar la forestación y la reforestación a nivel mundial, promover la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos, o adoptar medidas urgentes para poner fin a la caza furtiva y el tráfico de especies protegidas de flora y fauna y abordar la demanda y la oferta ilegales de productos silvestres.