Meta 6.5: gestión integrada de los recursos hídricos
La Meta 6.5 propone en 2030 haber implementado «[…] la gestión integrada de los recursos hídricos a todos los niveles, incluso mediante la cooperación transfronteriza, según proceda». La imagen superior corresponde a las Lagunas de Montebello, compartidas por México y Guatemala, en la línea divisoria entre la parte mexicana (población de Tziscao, en el municipio de la Trinitaria, Estado de Chiapas) y la guatemalteca (aldea del Quetzal, municipio de Nentón, Departamento de Huehuetenango). Quizá lo más curioso y sorprendente es ver en la laguna compartida entre los dos países una línea recta formada por una cuerda sujeta a dos columnas en sus extremos y resaltada por la presencia de unas bollas muy visibles.
Esta zona, que desde 1882 se convirtió en frontera entre México y Guatemala separando al mismo pueblo maya chuj, ha sufrido sucesivos episodios de disputas fronterizas de diversa naturaleza, entre las que se incluyen el uso del agua, y que han sido tan frecuentes en toda Centro América.
Independientemente de esta gran historia, la foto no deja de ser realmente curiosa y da pie a preguntarse o a preguntarle al agua, al igual que le ha sucedió al pueblo maya chuj repartido entre ambos lados de la frontera, si se siente de nacionalidad guatemalteca o mexicana. Lo absurdo y el imaginario de la pregunta no ocultan una gran realidad y es, sin exagerar, una ridícula visión egocéntrica y sentido de la propiedad del ser humano, que hasta intenta poner sobre el agua una línea de división, aunque estemos en un lago con aguas aparentemente confinadas. ¿Les pasará lo mismo a las aguas subterráneas?, ¿cursará el flujo de sus aguas subterráneas, por empatía, del lado de la frontera que más les gusta? Se debe reflexionar inspirados por la racionalidad: dejemos el agua correr bajo una gestión integrada de los recursos hídricos.