La formación de las matronas en el Real Colegio de Cirugía de Madrid

La formación de las matronas en el Real Colegio de Cirugía de Madrid
1854. Figura de cera fabricada para la enseñanza de la Obstetricia en el Real Colegio de Cirugía de San Carlos en el libro de Pedro González de Velasco y José Díaz Benito ‘Tratado práctico de partos’. Fotografía de Dolores Ruiz-Berdún © Dolores Ruiz-Berdún

La formación de las matronas en el Real Colegio de Cirugía de Madrid

El primer centro en el que se formaron las matronas en España fue el Real Colegio de Cirugía de San Carlos de Madrid. El Colegio había sido inaugurado en 1787, aunque la Cátedra de Partos, en la que se iban a formar las futuras matronas, no se inauguró hasta el 19 de abril de 1790. Inicialmente solo podían ser admitidas las mujeres casadas, aunque unos años después también se admitió a las viudas. Las solteras tenían vedado el acceso a la profesión, situación que se prolongaría durante todo el siglo XIX. Las clases de las matronas tendrían lugar a puertas cerradas y a horas distintas que las del resto de colegiales para asegurar la «moralidad» de la institución. Las lecciones serían impartidas por el catedrático Agustín Ginestà. Se rompía así la transmisión matrilineal de conocimientos que había perdurado siglos. Sin embargo, el ritmo de titulaciones que otorgaba el Real Colegio era muy escaso, en la primera promoción solo se titularon ocho matronas, comenzaba así una de las lacras más importantes que ha tenido la profesión: la escasez de profesionales.

Para mejorar la formación, se encargaron una serie de esculturas de cera, en las que las alumnas y alumnos podían apreciar, de forma tridimensional y bastante realista, distintas presentaciones y posiciones fetales en la pelvis materna. Una de las figuras de cera representaba a una mujer gestante, recostada en una silla, con el vientre abierto. Muchas de estas esculturas de cera, que hoy se conservan en el Museo Puerta de la Universidad Complutense de Madrid, fueron reproducidas en una obra de Pedro González de Velasco y José Díaz Benito, titulada Tratado práctico de partos, publicado por la imprenta de don Alejandro Gómez Fuentenebro en 1854. En la imagen podemos ver la reproducción de la escultura de la mujer mencionada.

Precisamente, Pedro González de Velasco estableció en su Museo Antropológico, en 1875, una escuela libre de matronas, aprovechando el Decreto de Libertad de Enseñanza que había sido promulgado durante el Sexenio Democrático y que aún no se había derogado. En esta escuela actuó como docente una matrona llamada Pilar Jáuregui Luccu, una matrona que fue una gran defensora de que las mujeres solteras pudiesen formarse y dedicarse a la profesión.