Las matronas, primeras mujeres en la Universidad en España

Las matronas, primeras mujeres en la Universidad en España
1845. Libro de Registro de los expedientes para el grado de licenciado en Cirugía, Cirujanos de 2ª y 3ª clase, sangradores, herbolarios y comadronas © Archivo General de la Universidad Complutense de Madrid

Las matronas, primeras mujeres en la Universidad en España

En la primera mitad del siglo XIX, las enseñanzas médicas sufrieron unas modificaciones trascendentales que finalizaron con la unión de los estudios de Medicina y Cirugía, tradicionalmente separados en el pasado. Los Colegios de Cirugía de Cádiz, Barcelona y Madrid fueron clausurados pero las matronas pudieron seguir formándose de manera particular, estudiando y practicando durante cuatro años de forma privada, tras lo cual eran examinadas en la universidad. El salto definitivo que dio la profesión para convertirse en una carrera universitaria se dio gracias a la aprobación de la Ley de Instrucción Pública de 1857, en cuyo Capítulo I, titulado «De las Facultades», se preveía un reglamento para obtener el título de matrona o partera.

A pesar de este dato tan significativo para la historia de la profesión, la realidad es que la enseñanza seguía en manos de hombres que no tenían especial interés en que los conocimientos de las matronas alcanzasen grandes cotas de calidad. El hecho de que en 1861 la profesión quedara ligada a la de los nuevos cirujanos menores, con la aprobación del «Reglamento para la enseñanza de Practicantes y Matronas», que convertían estos estudios en carreras cortas de dos años no fue nada positivo. Los antiguos cirujanos, que había proliferado excesivamente en las primeras décadas del siglo XIX, vieron con temor e incluso mostraron franca hostilidad ante la creación de la figura del practicante y, ya de paso, incluyeron en su animadversión a las matronas. La profesión estuvo a punto de desaparecer y así hubiera sido de no haberse declarado «La Gloriosa» en 1868. Como hemos visto en la entrada anterior, fue el Decreto de Libertad de Enseñanza, promulgado durante el sexenio democrático, el que facilitó la participación de algunas matronas en la docencia de sus futuras colegas, como la ya mencionada Pilar Jáuregui Luccu, en la Escuela del Museo Antropológico del doctor Velasco, o Francisca Iracheta Arguiñarena, en otra escuela libre de matronas que abrió su marido, José López de Morelle, en su casa ubicada en la antigua Casa de Lope de Vega.