«Esto sucede en una sociedad que ha vivido orgullosa a lo largo de su Historia»

«Esto sucede en una sociedad que ha vivido orgullosa a lo largo de su Historia»
2002. Bagdad. Ilustración: Álvaro Moreno © Álvaro Moreno

«Esto sucede en una sociedad que ha vivido orgullosa a lo largo de su Historia»

Con el nombre de «Sistema de Naciones Unidas en Iraq» («UN System in Iraq»), 25 Agencias, Fondos y Programas especializados de Naciones Unidas (NNUU) mantuvieron en Iraq misiones de evaluación de la situación humanitaria durante el período de aplicación de las sanciones económicas impuesta a este país entre 1990 y 2003. Mientras el Consejo de Seguridad (CS) prolongaba injustificadamente las sanciones siguiendo objetivos políticos marcados por EEUU, estas instancias del mismo organismo internacional se convirtieron en su más duro denunciante: 

«La vida de las personas se ha visto rápidamente afectada. Sin electricidad, sin combustible para cocinar, los alimentos almacenados se echan a perder y el agua se ha contaminado, ocasionado una explosión de enfermedades diarreicas y un mayor número de muertes entre los niños y niñas pequeños. En muy poco tiempo, la calidad de vida cambió de la de un país moderno emergente a la de un país pobre que se hubiera visto afectado por algún desastre. Los precios de los alimentos aumentaron bruscamente, mucho más allá de la capacidad de la gente común. […]

Aunque las amenazas militares era recurrentes, las sanciones vigentes durante casi nueve años [1990/99] han llevado a la gran mayoría de la población a un estado de pobreza. La mayoría de las personas vendieron lo que podían vender para sobrevivir. Los valores sociales se han visto gravemente afectados con cambios dramáticos de comportamiento. […] La lucha diaria para satisfacer las necesidades básicas mínimas y el aumento de la criminalidad han llevado a un sentimiento de inseguridad pero también de indiferencia con respecto a las amenazas militares a medida que la gente se preparaba para lo peor.

La indiferencia y el cambio de comportamiento son sorprendentes. La infancia, particularmente los niños, son muy valorados en una sociedad tradicional, de tal manera que las familias aceptan el sacrificio por su educación. Las familias y las personas aceptan ahora verlos mendigando en las calles tras haber abandonado la escuela, o incluso no llegan a ser inscritos en la escuela a juzgar por la edad de muchos de ellos.

Muchos de estos niños y niñas trabajan para aumentar los ingresos familiares, pero muchos de ellos son utilizados por delincuentes. Las oportunidades de trabajo son raras y las personas, incluidos hombre y mujeres que son profesionales cualificados, están dispuestas para hacer cualquier cosa para ganarse la vida. Esto está sucediendo en una sociedad que vivió con orgullo a lo largo de su historia.

Los otros aspectos estresantes de la vida son la escasez crónica y aguda de medicamentos, tanto básicos como aquellos específicos que salvan vidas. Las condiciones de prestación de los servicios sanitarios se han deteriorado y tras los dos primeros años de sanciones su calidad era tan pobre (falta de medicamentos, averías en los equipamientos, ausencia de presupuesto para los gastos de funcionamiento de los hospitales, erosión de las condiciones generales de vida del personal, etc.) que la gente dejó de acudir a las instancias de salud púbica a menos que no tuvieran otra alternativa.

Las amenazas militares, la pobreza y las malas condiciones ambientales, la mala calidad del agua, la propagación de la desnutrición y las enfermedades, la falta de calidad de la atención esencial, la interrupción de los valores familiares, la disminución de las oportunidades de trabajo, la alta inflación, el aplazamiento del matrimonio por razones económicas, todos estos factores se sumaron unos a otros afectando la salud mental de las personas y provocando un aumento de trastornos mentales y psicológico.» (Special Topics on Social Conditions in Iraq, UN System in Iraq, 1999)