Tiempo y energía para hacer crecer un gran cerebro

Tiempo y energía para hacer crecer un gran cerebro
2019. Ejemplar de 'Ateles geoffroyi', el «mono araña de Geoffroy», Península de Yucatán (México). Foto: Teresa Palacios © Teresa Palacios

Tiempo y energía para hacer crecer un gran cerebro

El análisis de Isler y coautores pone también de manifiesto que la encefalización no sigue tendencias filogenéticas, de tal manera que los primates más encefalizados se distribuyen en distintos grupos taxonómicos, e igualmente que especies de grupos taxonómicos muy próximos (por ejemplo, géneros de una misma familia o subfamilia) pueden presentar niveles de encefalización contrastados.

Así, los primates más encefalizados tras nuestra especie no pertenecen al grupo de nuestros parientes más cercanos, los homínidos (chimpancés, gorilas y orangutanes), sino que son sudamericanos. El «mono capuchino» (Sapajus apella) tiene un EQ de 3,56, y el «mono ardilla» (Saimiri sciureus) de 2,39, valores superiores al del chimpancé común (Pan troglodytes), nuestro más próximo pariente, que es de 2,07. Es más, dentro de nuestra superfamilia Hominoidea y sin contar a nuestra especie, los más encefalizados no son homínidos sino hilobátidos: Hylobates lar, el denominado «gibón de manos blancas», tiene un EQ de 2,52.

Igualmente, cogiendo como ejemplo a dos especies platirrinas, el «mono araña de Geoffroy» (Ateles geoffroyi, en la imagen) y el «mono aullador rojo» (Alouatta seniculus), que pertenecen a géneros de una misma familia, Atelidae, tienen similares tamaños corporales (6-8 kilos), pero dispares tamaños cerebrales, 107 gramos el primero, el segundo, 50,3, la mitad.

Tanto en perspectiva evolutiva (de historia de vida) como ontogénica (de ciclo vital), un gran cerebro relativo requiere tiempo y energía. Así, los primates más encefalizados tienen un crecimiento más lento y muestran pautas conductuales más complejas con las que satisfacer una mayor demanda energética; son además más longevos. Volviendo al ejemplo de los primates platirrinos, en valores promedio una hembra de moño araña madura sexualmente a los 5 años, tiene una gestación de 232 días y desteta a su cría a los 821 días, mientras que para una de mono aullador estos valores son 4,04 años, y de 190 y 377 días, respectivamente. La longevidad en cautividad de Ateles geoffroyi duplica a la de Alouatta seniculus (47,1 años frente a 25). El mono araña es esencialmente frugívoro y su área de búsqueda de alimento diaria es de un kilómetro; por el contrario, el mono aullador es esencialmente folívoro (un alimento ubicuo, pero de difícil digestión) y recorre al día la mitad de territorio que su pariente. [Carlos Varea]