La higiene, un aspecto fundamental
Una de las enseñanzas fundamentales que recibían las matronas en la Escuela de la Casa de Salud de Santa Cristina era la higiene. Desde que se había descubierto el origen microbiano de la temida fiebre puerperal, las medidas de asepsia y de antisepsia fueron fundamentales para disminuir la mortalidad materna. Una de las deficiencias que había encontrado Phillip Hauser en la Casa de Maternidad de la calle Mesón de Paredes de Madrid había sido la inexistencia de una sala de aislamiento para ingresar en ella a las pacientes portadoras de una infección puerperal. Lo que solían hacer, en este viejo centro, era trasladar a las pacientes infectadas al Hospital General de Madrid, según Hauser, este traslado probablemente era la sentencia de muerte para estas mujeres, tanto por las precarias condiciones en las que se producía, como por las altas tasas de mortalidad infecciosa que tenía el propio Hospital General, que ocupaba el edificio en el que está instalado hoy en día el Museo de Arte Reina Sofía.
El diseño y planificación de la Casa de Salud de Santa Cristina fue concebido teniendo en cuenta todos los postulados higienistas. Incluía habitaciones destinadas a pacientes que hubiesen desarrollado alguna infección puerperal, intentando su aislamiento del resto para que no se produjesen epidemias. Por supuesto, la higiene de las manos, como se ve en la figura, y la utilización de material estéril en los partos, era un aspecto fundamental a tener en cuenta. De igual forma, la ropa de cama y el instrumental era esterilizado meticulosamente.
Cuando se producían casos de infección, incluso se contrataba temporalmente a una matrona encargada únicamente de atender a estas mujeres afectadas. A pesar de todas estas medidas, hasta que no llegaron los antibióticos, las infecciones puerperales siguieron siendo una importante causa de mortalidad materna en los países desarrollados y algo que, desgraciadamente, todavía sucede en muchos países en vías de desarrollo.