La electrificación: campanas con mordaza
Los cambios sociales han llevado a sustituir al campanero por la electrificación, sustituyendo al campanero por impulsos eléctricos que mueven los badajos de las campanas o las hacen voltear a un ritmo predecible, que se ha programado de antemano. Como una pianola, repite mecánicamente unos sonidos con la ventaja de que al actuar sobre la campana ésta suena con toda su potencia, tiene voz pero una sola voz: no es capaz de modularla ni de emitir un mensaje, trasmitir emocioneso o hacer música. Solo toca la misma breve melodía programada, que se repite una y otra vez.
Hay personas que, desconocedoras de la riqueza del toque de campanas, al oír su magnífico sonido no advierten que están oyendo una melodía que se repite invariable y creen que están oyendo las campanas de verdad. Al mecanizarlas, las campanas pierden su capacidad de lenguaje y su capacidad musical, suenan con belleza pero repiten siempre la misma frase, necesitan de un campanero que toque manualmente de acuerdo con la ocasión e imprima a cada ejecución su sello personal.