Circe, hechicera enamorada
I. Divinidades femeninas asociadas a la magia
El canto X del poema épico la Odisea ayuda a consolidar la imagen de Circe como hechicera temible, de la mujer seductora como obstáculo en el camino del héroe que desea regresar al hogar. La diosa es representada como experta en las artes mágicas por su conocimiento de pócimas y conjuros, que transforman a varones en animales. Para vencerla, Ulises se valdrá no solo de su fuerza, sino especialmente de la misteriosa planta móly, sobre cuya especie se sigue especulando. Se ha sugerido que la transformación en animal habría sido figurada, achacable a algún tipo de alucinógeno, y que el móly habría funcionado como antídoto.
Este dato habla del uso extendido en la Antigüedad de la pharmakeía, es decir, de la utilización de plantas con fines mágicos, pero también curativos, ya que las fronteras entre la medicina y la magia aún eran difusas. Circe es presentada como poderosa, no tanto porque se quiera transmitir una imagen de empoderamiento, sino porque ostenta un conocimiento considerado amenazante para el protagonista masculino, capaz de despojarlo literalmente de su virilidad, como advierte una divinidad al héroe. Ulises vence a Circe mediante el móly y mediante la violencia, con el miedo como mecanismo de control del hombre sobre la mujer, tal y como aparece en esta imagen, huyendo temerosa de Odiseo mientras deja caer su varita y su tarro de mezclas. Circe es presentada como un Otro arquetípico por su condición de mujer y de hechicera, lo que allanará el camino para otras representaciones misóginas de brujas famosas ya en la propia Antigüedad. Con todo, en su recepción posterior, sí encontramos representaciones de Circe que tratan de darle una voz propia, con uno de los ejemplos más recientes y representativos en la Circe (2018) de la autora estadounidense Madeline Miller.
Carlos Sánchez Pérez