Protección para un desamparado
III.Indicios de primeras atenciones
He aquí lo que llevaba puesto el párvulo Juan Bautista de la Concepción al ser entregado al cuidado de la Inclusa:
«Camisa y pañal usado de hilo, un jubón de muletón blanco, un pañuelo de tres puntas blanco de algodón para el cuello, dos gorras, una de algodón y otra de muletón labrado blancas y con puntilla, faja blanca de algodón labrada, y mantilla de muletón blanco labrado.»
Distinguimos, pues, dos tipos de prendas: unas de lencería y otras de exterior. Dentro del primer grupo encontramos la camisa y el pañal de «hilo», es decir, de tela de lino. Con lienzo de lino se fabricaba durante la Edad Moderna todo tipo de ropa blanca, tanto de vestir como para el hogar: camisas, almillas, sábanas, mantelerías…; tal y como dio cuenta Covarrubias al declarar que de lino se tejen «telas de lienzo para camisas, sábanas y ropa blanca, y es para otros muchos servicios».
Como protección del frío, Juan Bautista también portaba al cuello un pañuelo de tres puntas de algodón, lo que invita a pensar que era de ruan; lienzo que se tejía con algodón y por lo común era blanco. En otras ocasiones, en lugar de este pañuelo, los lactantes llevaban un rebozo o «paño de pecho», que era una prenda de lienzo que cubría la cabeza, los hombros y el pecho.
Por otra parte, las prendas exteriores (el jubón, la mantilla y una de las gorras) eran de muletón. Por su capacidad de abrigo, el muletón, cuya característica principal es su suavidad y afelpado, era muy utilizado en la confección de prendas invernales. A pesar de que se especifique que el pañal del niño estaba usado, el hecho de que estuviese vestido con muletón labrado (al igual que la faja, que también estaba labrada), y la gorra decorada con puntillas, indica que no eran ropas ni mucho menos propias de labriegos o aldeanos, pues en dicho caso se habrían utilizado otras telas más burdas como el tiradizo para la ropa blanca y la frisa para la mantilla. Eran éstas, por tanto, ropas de alguien con un cierto poder adquisitivo.
No sabemos, quien desempeñó ese acto tan cargado de significado que es vestir por primera vez a una criatura recién nacida y desnuda. Tal vez la comadre, una parienta o amiga confidente de la madre, acaso el padre o incluso la misma madre, si tenía fuerzas para ello. Lo cierto es que, fuera quien fuera, dejó a Juan desamparado, pero no desprotegido. [José Antonio Fernández Fernández y Wolfram Aichinger.]