Materiales próximos
Ramas y troncos de árboles procedentes de podas o ya secos recogidos en el bosque, calabazas, huesos de aves, piel curtida de animales, crin de caballo, cuernos… son elementos muy fáciles de encontrar en los entornos rurales de hace no muchos años, dentro de una economía agrícola y ganadera que no estaba sometida a las estrictas normas a las que está en la actualidad.
Objetos abundantes, y en muchos casos residuales o en desuso de otras actividades han sido empleados en la fabricación de instrumentos de música, sencillos pero efectivos.
No se busca e ellos una perfección acústica ni se pretende interpretar piezas complejas, tampoco la afinación suele ser precisa. Pero cumplen la importante misión de proporcionar, junto a la voz para cantar, ocio y diversión en un entorno en el que no existían muchos más medios de entretenimiento.
Paralelamente, algunas versiones de estos instrumentos, como dulzainas, gaitas de tres agujeros o rabeles han tenido un desarrollo técnico en manos de artesanos especializados, creando instrumentos más elaborados y musicalmente avanzados, pero acceder a ellos suponía un desembolso económico importante, por lo que éstos instrumentos sencillos hechos de materiales próximos se han mantenido vivos hasta no hace mucho tiempo.
En la actualidad, el acceso a estos materiales se ha hecho más difícil. Las actuales legislaciones sanitarias, como las que prohíben arrojar restos de animales a los muladares, o las que obligan a destruir los residuos de los sacrificios en mataderos para evitar enfermedades los hace desaparecer. También leyes paras proteger la naturaleza, que limitan la recolección de materiales en los entornos naturales.
Sin embargo, aunque en menor medida, se han ido sustituyendo por materiales actuales, también próximos y de desecho: Botellas de plástico, cajas de cartón, latas…. Y aún hay personas que fabrican instrumentos con ellos… Pero esto sería objeto de otra exposición.