La caña (‘Arundo donax’), también es caña musical
Tradicionalmente la caña ha servido para todo o casi todo, un material al alcance de la mano, fácil de trabajar, ligero y con la resistencia adecuada para su uso como elemento de construcción o como fibra vegetal en cestería y trenzados diversos. Quizás uno de los usos más desconocidos sea la utilización de esta planta de la familia de las poáceas para la elaboración de todo tipo de instrumentos musicales, tanto aerófonos como idiófonos.
La Puebla de Hijar municipio en la comarca del Bajo Martín (río Martín) en la provincia de Teruel, celebra cada dos años unas Jornadas en torno a la «caña musical» donde se pone en valor toda la versatilidad y aprovechamiento de esta planta tan cercana como popular. La caña que normalmente vemos en estado silvestre toma tal protagonismo en esta localidad que llega a ser cultivada tal como nos muestra el señor Santiago en la imagen.
En estas jornadas se dan a conocer numerosas experiencias en torno al uso de la caña y su utilidad para realizar objetos sonoros: instrumentos con soporte de caña, lengüetas que después harán sonar numerosos instrumentos musicales tanto populares como de orquesta, pequeños y curiosos objetos y juguetes cuya finalidad es producir sonidos que imitan ruidos o voces de animales.
La caña como soporte vegetal sonoro se remonta a los orígenes del hombre y ha viajado con este, desde el más lejano Oriente hasta los últimos rincones del continente americano, dejando una marcada presencia en las culturas mediterráneas como así lo demuestra la numerosa iconografía en vasijas, mosaicos, esculturas, o instrumentos donde el soplo de los músicos es el generador del sonido y el principio que descubrirá el timbre y la intensidad de todo lo que suena a través de esta materia de origen vegetal. Son numerosos los instrumentos construidos en base a la caña, entre otros podemos destacar el ney (la caña) de las culturas árabes, las launnedas de la isla de Cerdeña o las xeremies ibicencas.
Los cañaverales están formados por hierbas gigantes cuyo uso se conoce desde hace más de 5.000 años, y ya eran citados en la Biblia. Material ligero imprescindible en construcción: encañados, vallas, setos, techumbres o ripias bajo teja, constituyendo en el pasado una verdadera industria tradicional en el sudeste, con su conocido uso para pescar, así como en la elaboración de la la cestería de caña rajada desde Murcia, Almería hasta Cádiz o Huelva. También fue importante como fuente de celulosa.
Planta extremadamente variable en cuanto a tamaño y calidad de sus tallos y crecimiento. Se cultivan ejemplares seleccionados de la máxima calidad en la costa de Girona para fabricar las pipas de dulzainas y clarinetes, con el nombre comercial de «caña de España» («Spanish cane»).
Hay en España y en Europa dos especies de Arundo, pero la más conocida y a la que nos hemos referido es A. donax, naturalizada en el Mediterráneo desde muy antiguo (arqueofito) y de la que se ha sugerido su procedencia de Taiwán.
Hoy se encuentra extendida por muchos países tropicales, subtropicales y templados, siendo reconocida oficialmente como especie invasora cosmopolita, que desplaza a veces a la vegetación natural de los humedales y ramblas, lo cual nos crea contrariedad y dudas ambientales, pero que no le quita mérito a los beneficios que ha reportado y reporta a la humanidad.
La otra especie, en este caso autóctona, es Arundo plinii o caña de taray, propia de levante penincular y Baleares. Las plantas de caña de pequeño tamaño se pueden confundir con los carrizos (Phragmites australis), otra gramínea gigante cosmopolita, que proporciona igualmente no pocas aplicaciones tradicionales.
Hay testimonios en la bibliografía del uso del brote de la caña (A. donax) para comer al modo de los bambús, e igualmente del uso del rizoma como diurético y sudorífico, pero que al parecer contiene algún compuesto tóxico poco estudiado, por lo que en principio no se debe usar, salvo que exista una mayor investigación.