Hécate y el esoterismo moderno
I. Divinidades femeninas asociadas a la magia
Los orígenes de Hécate son inciertos, pero su culto llega hasta nuestros días. Demonizada por el cristianismo, su nombre vuelve a aparecer en el Malleus Maleficarum (tratado de brujería escrito por los monjes dominicos Heinrich Kramer y Jacob Sprenger en 1487), donde se la reconoce como reina de las brujas. Actualmente desempeña un papel fundamental en diferentes formas de brujería moderna, como la brujería hecatea y la Wicca, una religión neopagana contemporánea en la que sus seguidoras tratan de conectar con la energía universal de la naturaleza a través de la espiritualidad femenina de la diosa (identificada en este ámbito como «La Triple Diosa»). En estas nuevas religiones Hécate reaparece con algunos de los símbolos que ya la identificaron durante la Antigüedad y que ahora son amuletos clave para invocar a la diosa: la luna, los perros, las serpientes que porta en sus manos, las llaves que abren todos los misterios del universo, o la conocida como la espiral o la rueda de Hécate (el «strophalos» mencionado en los oráculos caldeos, un laberinto serpentino de tres brazos que convergen en una espiral de fuego central).
Algunos de estos elementos están presentes en rituales mágicos modernos realizados en honor a la diosa, que ha sido también representada en el tarot y en estampas votivas, como se puede ver en la imagen. Sus sacerdotisas la invocan en las encrucijadas las noches de Luna Llena, Nueva, Creciente o Menguante (pues simboliza todas las fases), para contactar con su energía y su poder. Hécate resurge así en la modernidad como una figura de empoderamiento femenino a través de la cual se reformula el concepto de bruja, una mujer que, lejos de las tinieblas a las que el patriarcado la había relegado, tiene una sabiduría superior a la que accede gracias a su vínculo con el mundo natural (véase Hekate, canción folk de Kathryn Hoss).
Ana González-Rivas