Gaita de vejiga (vejiga de cerdo, madera de saúco, hilo)
Una vejiga de cerdo, seca, sirve de receptáculo de aire para este aerófono tradicional. Tanto la boquilla para insuflar el aire,que llamamos soplete, como el tubo sonoro están hechos de trozos de ramas de saúco, al que se ha eliminado su medula interior y limpiado bien. Otros dos pedazos de sauco vaciados, más cortos y gruesos, se atan a dos extremos de la vejiga y servirán de asientos en los que se insertarán los tubos anteriores mediante un rebaje en sus extremos. Se ajustarán con varias vueltas de hilo para que haga bien la junta y no pierdan aire.
El soplete esta a su vez dotado con una pequeña válvula en el extremo que se introduce en la vejiga. Consiste ésta en un pequeño fragmento de piel flexible taponando parcialmente el orificio de entrada de aire de forma que al soplar pueda entrar, pero impide su salida al taponarse el orificio por la presión. El tubo sonoro posee una lengüeta simple y varios agujeros para las distintas notas.
Las vejigas de cerdo se obtienen como desperdicio de la matanza, y se solían dar a los niños para que las hinchasen y jugaran con ellas. Una vez hinchadas mediante un canuto de caña se ataban y dejaban secar varios días. Una vez secas y para flexibilizarlas se untan bien con aceite o grasa.
En las zonas donde se emplea la gaita de fol (Galicia, Asturias, Zamora) este tipo de instrumentos se empleaban para iniciar a los niños en el entorno musical, al principio como un juego, aunque también fue el inicio de grandes músicos populares.
Instrumentos muy semejantes son comunes en representaciones artísticas de la Edad Media y el Renacimiento europeos.