Farmacopea popular: plantas medicinales en la cultura tradicional burgalesa

Farmacopea popular: plantas medicinales en la cultura tradicional burgalesa
2019. Emilia Alcalde, mostrando la hierba de rudrón (Villacienzo, Burgos). Foto: Demetrio Delgado © Demetrio Delgado

Farmacopea popular: plantas medicinales en la cultura tradicional burgalesa

Las farmacopeas son códigos o normas que rigen el uso de los productos y preparados medicinales, en nuestro caso concreto nos referimos a las plantas con valor terapéutico. Existen bellos pergaminos y libros antiguos medievales de farmacopeas clásicas de las boticas. La etimología de la palabra viene de pharmacopoiia, preparación de drogas, remedios, mezclas, fórmulas y venenos.

Si añadimos la palabra popular al término, nos queremos referir al uso tradicional de las plantas medicinales, utilidad trasmitida de generación en generación, conocimiento oral no escrito en ningún lado.

Hemos estudiado una pequeña porción del centro y este del territorio burgalés para identificar el uso de más de 90 especies de plantas silvestres y cultivadas, con pervivencia de uso en fitoterapia popular, etnomedicina o etnoveterinaria. El modo de recoger esa información es en base a entrevistas realizadas a personas conocedoras del tema.

Los remedios populares incluyen no sólo plantas aisladas, sino mezclas, recetas, tisanas, pomadas o ungüentos. El refranero popular anónimo no falta en la memoria colectiva, y muchos de los usos tienen un cierto componente mágico, supersticioso o religioso inseparable de la sanación.

Plantas como por ejemplo el saúco (Sambucus nigra), la caléndula o espantanovios (Calendula officinalis), el rompepiedras (Lepidium latifolium) o el pan de liebre (Aphyllanthes monspelliensis) han sido referenciadas de uso medicinal en nuestra recopilación, de próxima publicación. Incluyen a veces formas de preparación originales o sorprendente como son, freír la hierba en aceite y aplicar el aceite, o comer la planta en tortilla para sanarse.

Destacamos en la imagen a la señora Emilia Alcalde (74 años) del pueblo de Villacienzo (Burgos) que nos muestra, entre otras, la planta que llaman en plural «hierbas de rudrón» (Senecio jacobea, Asteráceas), que en los libros figura como zuzón, hierba de Santiago o hierba jacobea. Planta silvestre que podemos encontrar en terrenos abiertos, baldíos, cunetas y prados frescos, de llamativas flores amarillas, pero toda ella tóxica.

Emilia y otros vecinos del pueblo, nos hablan por ejemplo del uso veterinario popular antiguo de esta especie para las heridas de las ovejas, que ya utilizaban sus padres, haciendo una infusión concentrada y lavando la herida con el agua resultante, para curar la hinchazón:

«Se recogía en verano, julio y agosto, cuando estaba en plena floración y se colgaba en los pajares, desvanes o cuadras, hasta que tocaba utilizarla. Entonces se cocía toda la planta y cuando entibiaba se administraba el líquido a la oveja con jeringuilla o colocando cataplasmas atadas con cuerdas durante varios días, hasta que mejoraba.»

Eduardo Zamora de Villafranca Montes de Oca, la «[…] utilizaba cuando se cortaba una oveja en el esquileo, se hervía esta y se la ponía en la herida desinfectándola y haciendo salir cualquier tipo de larva. Era muy útil en las rozaduras que sufrían los animales con los aparejos de tiro que se les colocaban y que día a día desgastaban la piel hasta convertirse en herida».

Todos estos conocimientos se pierden aceleradamente sin apenas haber sido estudiados, de ahí el valor de estos estudios locales y de la necesidad de recopilarlos y seguir usándolos.