El decisivo trabajo de la mujer en el campo
Uno de los rasgos característicos de las sociedades rurales campesinas tradicionales es la división de labores por sexos. La mujer siempre ha desarrollo un papel invisible y, en general, no remunerado en la historia de la actividad agraria, pero fundamental para mitigar las presiones sobre las agriculturas de pequeña escala. Las mujeres han aportado una gran parte de la mano de obra agrícola, además de las labores asociadas a los cuidados de la familia, a la elaboración de los alimentos y al cuidado de los animales, tareas esenciales para el mantenimiento de las economías familiares campesinas.
La introducción de insumos químicos y la introducción de la maquinización de las labores agrícolas fueron factores esenciales que agudizaron la masculinización de la agricultura. Por ejemplo, con la llegada de la Revolución Industrial se prescinde del trabajo manual de aclareo o limpieza de malas hierbas que desarrollaban muchas mujeres en el campo madrileño debido a la introducción de los herbicidas. Para la FAO, la seguridad alimentaria y el bienestar de la familia son, por lo tanto, dos importantes razones para proteger o incrementar el acceso y el control de las mujeres sobre la tierra y otros recursos productivos.