El bordo, planta de uso integral: entrevista a María de la Flor
El bordo es una planta común en nuestros ríos, remansos y humedales. Planta helófita (de borde de agua) a veces resulta incluso invasora en aguas poco profundas, y ha colonizado gran parte del planeta. Los bórdales, espadañales y juncales sirven de refugio a toda una numerosa comunidad de flora y fauna de humedales, compartiendo su espacio con esparganios, juncias y otras plantas acuáticas.
Bordo es un nombre local castellano para designar una especie llamada normalmente espadaña, enea o nea; hay 11 especies en el mundo y seis de ellas en Europa, de las que solo tres viven en nuestro país. Dos de ellas son muy frecuentes (T. domingensis y T. latifolia), pero la otra es muy rara (T. angustifolia). Forman a veces densos herbazales, que se secan durante el invierno, dando paisajes de agua de tonos marrones y pajizos entre la bruma, pero rebrotando con gran fuerza y verdor en la primavera tardía. De las dos especies más frecuentes, una de ellas es mucho más tolerante a aguas contaminadas, eutrofas y salinizadas, por eso es la más extendida por todos lados, nos referimos a Typha domingensis. Sin embargo, en la zona a la que se refiere el reportaje la especie más frecuente es Typha latifolia. También se da el híbrido.
La inflorescencias o conjunto de flores dan lugar a unos frutos marrones de terciopelo llamados vulgarmente «puros» o «puritos», por su forma y aspecto, que gustan mucho de ser colocados como flor seca de interior en jarrones. Cuando maduran las semillas dan «la pelusa» (semillas), que vuelan y «manchan mucho», como dice la gente. Dichas semillas pelosas son utilizadas por algunas aves como los moscones para hacer sus confortables nidos. En algunos pueblos de Burgos llaman «guardapolvos» a estos puros.
Y quién diría, observando esta sencilla planta que es útil para diversos usos curiosos, como para fabricar hacer asientos de sillas, cortinas o persianas ligeras y muy resistentes, recurso etnobotánico de familias pobres antiguamente.
Su hoja acintada, suave y acolchada por presentar cámaras aeríferas, se ha usado para hacer los asientos de las sillas o «culos». El neero era una profesión temporal frecuente en La Mancha húmeda, que fabricaban o reparaban estas sillas por todos conocidas. Hubo un artesano de ello en Samboal (Segovia), como nos comenta nuestra protagonista, María, que aparece en la imagen haciendo una cortina de bordo para sus nietos (María de la Flor del Río, 74 años, Mudrián).
Ella nos ha contado y enseñado cómo se hace esta original artesanía. María puede tardar dos o tres tardes en hacer una cortina de este tipo:
«Las cortinas se hacían siempre en verde con los duros palitos del palo del bordo, que recojo en las lagunas del Soto, aquí en el pueblo; cortando los palitos [de unos 4 cm] y ensartándolos en un hilo de ramante [bramante]. Cortinas muy prácticas, útiles y resistentes, para luchar con las moscas en verano, que antes se hacían en cada casa cuando no había recursos ni dónde comprar.»
Igualmente, para hacer las persianas se hacían con fragmentos grandes de los mismos palos, cortados del ancho de las ventanas, colocados horizontales, que se unían en paralelo y luego eran enrollables con una cuerda, como cualquier persiana normal. María insiste en que: «eran muy resistentes si se corta el palo del bordo en verde para trabajarlo».
Cerca del pueblo existe la Laguna del Bordal y más allá, en Cuellar, la del Espadañal, pero aquí se dice siempre bordo y bordal, matiza. María nos cuenta que, junto a los bordos, en los mismos lugares, crecían las «ovas» (Lemna minor y L. gibba) pequeñas plantas flotantes del tamaño de una lenteja, que «[…] eran muy buen forraje para los parros [patos domésticos] y las ocas. Se les daban por cubos como forraje, les gusta muchísimo y alimenta».
Por si fuera poco, los bordos son plantas muy utilizadas actualmente como filtros verdes, para depurar aguas fecales en pequeños municipios, a modo de fitodepurador. Para ello se plantan o se favorece su crecimiento en balsas a donde se conducen las aguas residuales. Su capacidad de crecimiento y bombeo de sustancias contaminantes, así como el aumento de la oxigenación del agua, acelera la depuración natural de las aguas. Para ello se construyen balsas-sumidero o humedales artificiales con plantas flotantes en zanjas.