Abril 2022

La trashumancia y las vías pecuarias en España y su estudio

La trashumancia, es decir, el desplazamiento estacional del ganado entre los pastos altos (los agostaderos) y las tierras bajas (los invernaderos), fue fundamental históricamente en el modelado del paisaje y en la economía de España. Este complejo modo de vida generó un enorme entramado de caminos públicos de itinerario fijo de diferentes anchuras, las denominadas «vías pecuarias» (cañadas reales, cordeles, veredas, coladas y callejas), con una longitud total de 125.000 kilómetros. La trashumancia de largo recorrido —desde León, Soria y La Rioja o los montes Universales hasta Extremadura, el sur de La Mancha o Andalucía— es ahora más conocida por los medios de comunicación, pero hay otras trashumancias

No me refiero solo a la trasterminancia, que es, por definición, el movimiento ganadero que cambia de municipio (por ejemplo, para el aprovechamiento de la rastrojera). Hay otros muchos movimientos de ganado, menos presentes en los medios, con recorridos más largos, aunque no tanto como la trashumancia norte-sur, que pueden durar a pie hasta un par de semanas, por ejemplo, entre la Sierra de Segura y Sierra Morena Oriental, movimientos en los Pirineos, y un largo etcétera. Los desplazamientos de este tipo pueden cambiar de provincia y de Comunidad Autónoma, y constituyen una verdadera trashumancia de recorrido corto, e implican en España un número mucho mayor de cabezas que la trashumancia larga. Además, siempre se han hecho, y se hacen, normalmente andando, contribuyendo, por tanto, de manera muy importante, incluso actualmente, a la conservación de la red de vías pecuarias de diferentes categorías.

Tras el auge de la Mesta (la gran asociación de ganaderos castellanos y leoneses, fundada por Alfonso X en 1273), desde la que se impulsó el comercio de lana merina a escala internacional hasta constituir la principal industria del país (gran cantidad de casas blasonadas dan fe de su importancia), una serie de circunstancias llevaron al declive de la actividad trashumante y de los recorridos a pie. Entre otras, la posición de los ilustrados frente al conflicto agricultor versus ganadero, o la caída del precio de la lana (por evasión de merinas a otros países) y, más tarde, el abandono del uso a pie de las cañadas por el nuevo uso del tren, primero, y luego del camión. Al final, cada vez más ganaderos se han ido sedentarizando. La magnitud de la importancia de la trashumancia desapareció prácticamente de la cultura general. 

En las dos últimas décadas, sin embargo, los estudios sobre la actividad trashumante y, en muy gran medida, acciones como la de llevar rebaños por las cañadas reales atravesando Madrid (iniciativa promovida por la asociación Trashumancia y Naturaleza. Pastores sin fronteras) fueron atrayendo la atención de la opinión pública y de las instituciones (con resultados como la promulgación de la ley de Vías Pecuarias en 1995). Las cañadas son ahora más conocidas y entre los ganaderos se ha revitalizado cierto sentimiento de dignificación. Independientemente de la longitud de sus recorridos estacionales, todos los ganaderos no estantes se autodenominan ahora trashumantes.

Tras la Mesta, el responsable de la red pecuaria fue cambiando. Primero fue la Asociación General de Ganaderos del Reino, tiempo después, el Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA), y ahora los ministerios relacionados con la agricultura y el medio ambiente, así como las correspondientes consejerías de las Comunidades Autónomas. Tras estudios previos orientados principalmente a la historia y economía de la actividad, se iniciaron a finales de los años 80 y, sobre todo, en los 90 del siglo pasado una serie de trabajos de gran importancia para esta nueva atención. Se partía entonces de los archivos de vías pecuarias del ICONA, enorme colección de expedientes con cartografías, anchuras oficiales, litigios, etc. relativa a la red de gran parte de los municipios. Este tipo de información está ahora disponible también en las consejerías autonómicas. Se estudió entonces la historia ecológica, la socio-economía (y su balance positivo) y el potencial turístico de las vías pecuarias. Se catalogaron asimismo intrusiones en las vías pecuarias, tanto públicas como privadas (embalses, carreteras, gasolineras, vertederos ilegales, cultivos, etc.), y se inició el estudio sistemático de todas las zonas trashumantes de España. La colección Cuadernos de la Trashumancia, publicada por el ICONA de 1991 a 1998, constituyó, en palabras de su promotor, Jose Manuel Mangas Navas, la «documentación de la trashumancia y las vías pecuarias en el siglo XX». Para cada zona se describió el marco natural y usos del territorio, el censo ganadero, la problemática de los ganaderos —aspectos fundamentales en la sedentarización— y el estado y uso de la red pecuaria implicada. 

Se abordó, igualmente, el estudio de interesantes comunidades periféricas a la Mesta, como las de la Cornisa Cantábrica: vaqueiros de alzada, pasiegos, las de la Sierra de Ancares y del País Vasco —con trabajos como los referidos al final de esta Pieza—. Asimismo, se llevaron a cabo programas de restauración a partir de proyectos como el Life-ICONA/Fundación FEPMA de 1996, o las actuaciones de restauración y señalización en diferentes Comunidades Autónomas. 

Se han estudiado también numerosos aspectos ecológicos por diferentes grupos de investigación, como los de la Universidad Autónoma de Madrid, entre otros, y actualmente se encuentran en preparación estudios sobre la conectividad y la biodiversidad de las cañadas (Life-UAM). El estudio del uso turístico cultural y de ocio de las cañadas, aunque iniciado ya en los 90, se ha trabajado menos. Consideramos esta línea —que desarrollamos actualmente— de gran interés, complementariamente a las demás, para la conservación del gran patrimonio natural y cultural que constituye la red pecuaria, vía de comunicación y uso público en todo el territorio nacional.

En 2013 se publicó el Libro Blanco de la Trashumancia en España y en 2017 el gobierno español declaró la trashumancia Patrimonio Cultural Inmaterial. 

 

José Luis Rubio de Lucas es profesor del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid. Su trabajo ha compaginado dos líneas de investigación principalmente: Ecología Humana, orientada a la actividad trashumante, así como a la relación hombre-animal (grandes reptiles) y sus implicaciones en la conservación, y otra línea de Herpetología dirigida principalmente a aspectos ecoevolutivos. En relación con el tema de esta Pieza del mes, ha publicado varios libros y capítulos, incluyendo seis volúmenes (números 2, 7, 8, 10, 12, y 23) de la colección de monografías Cuadernos de la Trashumancia (ICONA). 

Lecturas complementarias:

Flores, E. 2003. Estudio de ecología humana en la Comunidad Pasiega-Cantabria. Santander: Fundación CDESC , 20.

Rubio  JL. 2003: Desplazamientos de ganado y caminos pecuarios en la cornisa cantábrica. En JV Elías y F Novoa, Un camino de ida y vuelta. La trashumancia en España. Ed. Lunwerg.

Ruiz M, Ruiz JP 986. Ecological History of Transhumance in Spain. Biological Conservation, 37, 73-86.  

Valladares JA. 2005. El brañeo en Asturias. Real Instituto de Estudios Asturianos.

También de interés: Plataforma Ibérica para la Protección de los Caminos.