Marzo 2022

La proporción de sexos al nacer a lo largo de los siglos XX y XXI, y las «mujeres desaparecidas»

La proporción de sexos al nacer o «proporción secundaria de sexos» (PSS) se asocia con la preferencia de los tamaños familiares y su distribución por sexos, que establecen las bases esenciales de la estructura poblacional. El sesgo universal de la proporción de sexos al nacer con predominio masculino que ha caracterizado a nuestra especie se interpretó inicialmente como el resultado de una desigual proporción de concepciones por sexo, mayor de fetos masculinos. Sin embargo, estudios posteriores evidenciaron una proporción equilibrada de sexos en el momento de la fecundación (1:1), sobre la que actúa, a lo largo del embarazo, una mortalidad diferencial por sexo, que es ligeramente superior para los fetos femeninos y cuyo resultado es el predominio sistemático de nacimientos masculinos. La mayoría de las poblaciones humanas (incluida la española) ha mantenido una considerable constancia en su PSS, en torno a 103-108 bebés masculinos por cada 100 femeninos, con una cierta variabilidad entre poblaciones por edad y origen maternos, aproximándose las poblaciones subsaharianas al límite inferior y las asiáticas al superior. 

Sin embargo, varios países (algunos de ellos de gran tamaño poblacional) han experimentado un significativo aumento de los nacimientos masculinos como resultado de una selección cultural en contra de los femeninos, selección realizada a través de abortos e infanticidios. De los 11 países con PSS más desequilibrada del mundo, seis se localizan en Asia (China, Hong Kong, India, Corea del Sur, Taiwán y Vietnam) y cinco en Eurasia central (Albania, Armenia, Azerbaiyán, Georgia y Montenegro). 

En 1990, el economista Amartya Sen (Premio Nobel en 1998 y Premio Princesa de Asturias en 2021) estableció el concepto «mujeres desaparecidas» en referencia al número de mujeres adicionales que podrían estar vivas si no se dieran las siguientes situaciones: a) el aumento en abortos selectivos en función del sexo, b) el infanticidio femenino, y c) el trato discriminatorio a las niñas, que determina una mortalidad superior respecto a los niños. El creciente número de países con PSS muy sesgadas a favor de los niños (superiores incluso a 109 sobre 100 niñas) se detectó claramente a principios del siglo XXI y encendió las luces de alarma entre políticos y expertos. La estimación mujeres desaparecidas era de 136 millones en 2105, de las cuales el 80% corresponde a China e India (68 y 45 millones, respectivamente).

El desarrollo de técnicas para obtener fetos del sexo deseado (aborto selectivo e implantación de embriones de sexo conocido) y su legalización diferencial entre países determinó desde principios de los años noventa del siglo pasado importantes sesgos geográficos a favor de los nacimientos masculinos, que se maximizan hacia el año 2000. A partir de esa fecha su tasa disminuye de manera continuada. La previsión de las graves consecuencias poblacionales derivadas de ese sesgo en PSS determinó entre 2000 y 2010 un cambio de comportamiento promovido a través de campañas para reducir el exceso de nacimientos masculinos reflejados por la PSS de todas estas poblaciones. En la última década, se ha reducido el sesgo en la proporción de sexos al nacer tan favorable a los varones en los dos conjuntos de poblaciones indicadas, conservando China en 2019 el PSS más sesgado del mundo (112/100). Sin embargo, la extensión en el tiempo de esta práctica selectiva contra los nacimientos femeninos en países con grandes tamaños poblacionales afecta gravemente a nivel mundial a la proporción de sexos en edades reproductivas y reduce significativamente el tamaño efectivo de las poblaciones afectadas, al impedir la formación equilibrada de parejas adultas reproductoras. 

La consecuencia final del sesgo a favor de la masculinización de nacimientos alcanzado y mantenido por estos países se traduce en la actualidad en importantes desequilibrios en la formación de parejas en la edad reproductora, generando graves problemas tanto sociales como de política demográfica, tempranamente previstos ya por algunos autores y confirmados en la actualidad por los responsables políticos de esos países, que deben que afrontar graves problemas de estabilidad social. El problema es especialmente grave en China, donde la implantación de la política de hijo único, mantenida hasta 2013 (salvo para algunas minorías étnicas, que podían tener hasta tres), unida a la preferencia por los varones, determinó un aumento de los abortos femeninos (con una PSS máxima de 117 en 2007) y una sesgada proporción de sexos en edad reproductora. El censo de 2021 evidencia un superávit de 35 millones de hombres en relación con el número de mujeres. 

Estos datos deben hacer reflexionar tanto a los políticos como a los ciudadanos en general de las graves consecuencias derivadas de la interferencia y manipulación política sobre los aspectos esenciales de la biología de nuestra especie, como es la proporción de sexos al nacer.

 

Cristina Bernis, Catedrática de Antropología Física por la Universidad Autónoma de Madrid, es codirectora del Museo Virtual de Ecología Humana. 

En la actualidad, se dispone de una documentada base de datos sobre el cambio temporal reciente en la proporción de sexos al nacer (y en edades sucesivas) en Our World in Data. Sobre el tema, se recomienda la publicación de Bongaarts J y Guilmoto CZ (2015). How many more missing women? Excess female mortality and prenatal sex selection, 1970–2050. Population and Development Review, 41(2), 241-269.