Septiembre 2019
El cambio ambiental global: hacia un mundo de ganadores y perdedores
Cuando se abordan cuestiones relacionadas con el cambio ambiental global y sus consecuencias sobre el desarrollo de nuestra sociedad, lo más habitual es que se haga desde una perspectiva planetaria. Así, recibimos con frecuencia mensajes como que la temperatura media de la Tierra ha aumentado entre 0,8 y 1,2 °C desde los niveles pre-industriales, o que las tasas de pérdida de biodiversidad son actualmente entre 100 y 1.000 veces superiores a las conocidas por el registro fósil, o que necesitaríamos ya 1,6 planetas para poder sostener nuestro actual modelo de producción y consumo, según el conocido indicador de la huella ecológica.
Pero cabría preguntarse si somos todos igualmente responsables de este proceso de deterioro ecológico en el que estamos inmersos, y también si sufrimos todos por igual las consecuencias del mismo. Por ejemplo, ¿tenemos todos los habitantes del planeta la misma huella ecológica? La respuesta claramente es que no. Y el mensaje subyacente es que los datos globales suelen ocultar enormes desigualdades entre las distintas zonas geográficas del planeta. Así, en un mundo coloreado según la huella ecológica per cápita de cada país, resulta chocante que un habitante de EEUU necesite 8,1 hectáreas globales para sostener su nivel de consumo y generación de deshechos, mientras que uno de Camerún, por ejemplo, necesita solo de 1,4 hectáreas (seis veces menos). Como referencia más cercana, un habitante promedio de nuestro país tendría actualmente una huella ecológica de cuatro hectáreas globales. Cuando profundizamos en estos datos, para analizar sobre quien recae la mayor responsabilidad del deterioro ambiental del planeta, nos encontramos que tan sólo cuatro países (China, EEUU, India y Rusia) son responsables de la mitad de la huella ecológica de toda la humanidad.
La pobreza constituye la otra cara de la moneda de este modelo insostenible. Uno de cada cinco habitantes del planeta vive actualmente en la extrema pobreza, y casi la mitad de la humanidad sobrevive con menos de dos dólares diarios. Y al igual que sucedía con la huella ecológica, la pobreza también se distribuye de forma desigual entre las distintas regiones del planeta, focalizándose en el Sur Global y, especialmente, en las zonas más rurales, las cuales concentran ya tres cuartas partes de la pobreza mundial. El mapamundi de acceso a los servicios básicos de saneamiento nos muestra, de nuevo, este mundo bipolar en el que vivimos, con más de dos mil millones de personas sin acceso a saneamiento básico, fundamentalmente concentradas en los países del Sur Global.
Vivimos pues en dos mundos contrapuestos: un Norte Global con altos ingresos, bajo crecimiento poblacional y una huella ecológica cada vez mayor, frente a un Sur Global caracterizado por unos bajos ingresos, una población en rápido crecimiento y una huella ecológica per cápita con tendencia a la baja.
Ya alejándonos un poco de la perspectiva Norte-Sur y haciendo un zoom a las desigualdades reales existentes en la sociedad, vemos de nuevo que vivimos en un mundo insoportablemente injusto; un mundo en el que el 20% más rico de la población posee el 86% de la riqueza, mientras que el 20% más pobre posee tan solo el 1,3% de la misma; un mundo en el que 34 millones de personas (un escaso 0,7% de la población mundial) acaparan casi la mitad de la riqueza existente.
En muchas ocasiones estas enormes desigualdades sociales tienen raíces ecológicas que se ven claramente reflejadas en lo que desde la Ecología Política se denominan «Conflictos ecológico-distributivos». Este tipo de conflictos, así como las desigualdades sociales que generan, se pueden observar a distintas escalas espaciales y temporales. Veamos algunos ejemplos a continuación.
Un conflicto a escala global podría ser el generado por el modelo industrial del Norte, asociado a grandes emisiones de gases de efecto invernadero, que son las principales causantes del aumento global de temperaturas. Este modelo industrial está haciendo desparecer los hielos glaciares en las zonas altoandinas de Perú y Bolivia, lo que hace que algunas comunidades de criadores de alpacas tengan ya serios problemas de escasez de agua y falta de pastos en la época estival. Un ejemplo de conflicto a escala regional, podría ser la transformación de amplias zonas de la Amazonía brasileña con una agricultura de tala y quema, que genera un descenso de la evapotranspiración e importantes sequías en áreas bastante lejanas situadas en otros países aledaños. Finalmente, a una escala más local, la transformación de amplias zonas de manglares en Centroamérica para construir estanques para la cría industrial de langostinos, genera divisas al país en forma de exportaciones, pero se traduce en un importante descenso de la producción marisquera que afecta negativamente a los medios tradicionales de vida de los pescadores locales.
En síntesis, vivimos en un mundo de ganadores y perdedores, un mundo de sociedades desarrolladas versus sociedades arrolladas. Y entender esta injusticia ecológico-distributiva resulta esencial para poder iniciar una verdadera transición hacia la sostenibilidad, hacia un mundo que nos permita vivir bien a todos sin seguir degradando los sistemas de soporte vital del planeta, de los que depende nuestro propio bienestar y el de las futuras generaciones.
José A. González, Mateo Aguado y César A. López son investigadores del Laboratorio de Socioecosistemas de la Universidad Autónoma de Madrid, en cuya página web puede accederse a numerosos trabajos e informes. La imagen que ilustra esta Pieza del mes ha sido aportada por Bernardo Salce, un ecólogo humano que utiliza la fotografía como una herramienta para ensalzar la diversidad cultural, iluminar historias de resiliencia y promover valores de justicia socioambienal. Bernando Salce —residente en la actualidad en San Diego (California, EEUU)— ha contribuido al Museo Virtual de Ecología Humana en 2019 con la Exposición temporal Diferentes realidades, desafíos compartidos: una mirada a las culturas y a los problemas socioambientales mundiales