Marzo 2018
8 de marzo: no hay desarrollo sostenible sin igualdad de género ni seguridad en su progreso sin indicadores fiables
El 8 de marzo es un día particularmente indicado para reflexionar sobre la igualdad de género en todas sus dimensiones, sobre su variabilidad entre países y entre sectores poblacionales de un mismo país, y sobre la carencia o escasa fiabilidad de indicadores específicos para evaluar dimensiones esenciales de género y de desigualdad entre géneros. Conseguir en 2030 el cumplimiento de los objetivos y metas de desarrollo sostenible propuestos en la denominada Agenda 2030 de Naciones Unidas (Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS) es el gran reto que debe afrontar la comunidad mundial en los próximos años para ser capaces transformar el funcionamiento de las sociedades, de las economías y de la manera de interactuar con nuestro planeta. Para que ese funcionamiento persista es imprescindible que gobiernos e instituciones apoyen los trabajos asociados con el cuidado de la vida, esenciales para satisfacer las necesidades del grupo y su supervivencia, que realizan esencialmente las mujeres. La mayoría de los países de bajos y medianos ingresos no disponen de indicadores de cuidados, mientras que en la mayoría de los países europeos estos indicadores han empeorado.
La imagen muestra un grupo de madres y padres compartiendo el cuidado de sus hijos e hijas un día festivo. Para la mayoría de los países del mundo no existen indicadores sobre cuidados, como tampoco sobre violencia de género. Si están disponibles para la Unión Europea en el Informe 2017, sobre el índice de Igualdad de género. publicado por el Instituto Europeo para la Igualdad de Género. Su análisis muestra como el tiempo destinado a cuidados y ocio es la única dimensión de género de las siete del índice global (conocimiento, salud, trabajo, dinero, poder y violencia y tiempo) que ha retrocedido en el conjunto de Europa, afectando a 10 países, incluida España, donde se redujo 1,8 puntos entre 2012 y 2015.
Dos años después de la puesta en marcha de la Agenda 2030, el Informe “Índice y paneles de los ODS 2017”, publicado conjuntamente por la Fundación Bertelsmann Stiftung y la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, proporciona las primeras evaluaciones para el índice global y para cada objetivo. La correspondiente al ODS-5 de Igualdad de género (Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas) muestra que de los 154 países para los que existen datos ninguno ha alcanzado la máxima puntuación deseable. Las mejores puntuaciones corresponden a los cinco países nórdicos (encabezados por Noruega) y las cinco peores a países de muy amplia distribución geográfica (Mali, Chad, Afganistán, Níger y, en último lugar, Yemen). España ocupa el puesto decimotercero. Es importante recordar que la evaluación del ODS-5 se basa en cinco indicadores, ninguno de los cuales mide cuidados, por lo que no disponemos de una imagen comparativa de la situación mundial para un aspecto esencial del compromiso y el esfuerzo cotidianos de las mujeres.
El reciente informe de Mujeres-ONU, Hacer las promesas realidad: La igualdad de género en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible (2018) hace una demoledora revisión crítica sobre los indicadores disponibles para evaluar progreso en género a través los ODS. Su propuesta final es un llamamiento a todos los sectores políticos y ciudadanos para que se incorporen a una necesaria “revolución de los datos” —ya propuesta en el Plan de Acción Mundial de 2017 para el Desarrollo Sostenible—, apoyando la creación de registros de datos fiables nacionales, aportando nuevos indicadores para cubrir las carencias detectadas y favoreciendo su rápida expansión, habida cuenta de que si no triunfa esa revolución de la información disponible sobre desigualdad de género no se podrá asegurar ni eficacia de las evaluaciones, ni la rendición de cuentas, ni la gobernabilidad democrática.
Cristina Bernis, catedrática de Antropología Física y profesora honoraria del departamento de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid, preside la Asociación para el Estudio de la Ecología Humana y es co-directora del Museo Virtual de Ecología Humana