Reinventando «Las Noches del huerto»
En las tragedias, como en la vida cotidiana, el éxito radica en la manera de implicarse y confiar en el grupo. El COVID irrumpió de manera transversal en nuestras vidas. Lo ocupó todo pero el arte supo encontrar su canal de expresión en las redes y en las ventanas.
«Las Noches del huerto», no ajenas a esta epidemia, se organizaron para seguir ofreciendo nuestro arte en la calle, sin olvidar los protocolos de salud.
Nos enfundamos los EPIS reglamentarios: la mascarilla del cariño, los guantes en las manos que te apoyan, el delantal del abrazo y las gafas del amor.
Viernes 10 de julio de 2020, 18 horas de la tarde, 40 grados. Mucho sudor y miradas cómplices. Gente diversa (con edades entre 20 y 80 años) con un compromiso firme. Y envuelta en la camiseta diseñada de generosidad.
Las 100 sillas preparadas y separadas un metro y medio, dentro del recinto acordonado.
El gel hidroalcohólico dispuesto, para quién lo necesitara.
El escenario donde se produce la magia se llena de cables, altavoces, un violín, un arpa celta, mucho talento, frenesí y notas musicales.
Ocho viernes se regalaron para compartir arte, esfuerzo, compromiso y mucho respeto al virus.
Hicimos algo extraordinario, con ganas de luchar por una manera de hacer diferente, con entusiasmo, creatividad y mucho, mucho amor a una idea que cada vez es más ilusionante.
Seguir con un proyecto que nos llena, nos enfrenta con nosotros mismos y nos sitúa al lado de gente muy necesaria y capaz de hacerlo posible, pero sobre todo nos hace mejores personas individual y colectivamente.
Posiblemente si no lo hubiéramos hecho, no habría habido un futuro para «Las Noches del Huerto».