Nuestro huerto, nuestro arte
Si bien en todas nuestras performances, vídeos o actuaciones teatrales, hemos puesto especial cariño, ha sido quizá en la inauguración de cada temporada de «Las Noches del huerto» donde hemos dejado salir de la manera más loca nuestras convicciones profundas respecto al mundo natural y nuestro aprendizaje hortelano. Desde un primer año, cuando realizamos un sencillo pregón interpretado por una compañera actriz y las hortelanas más jóvenes, nuestras niñas; hemos pasado por muy distintos espectáculos, a cuál más elaborado y ambicioso, en el mejor sentido.
Hemos tenido «Las diosas del Huerto», un homenaje a las Diosas-Madre del mundo, identificadas con la Madre Tierra; «Los cuatro elementos», relatos de historias de mujeres de lugares tan distantes como India, Kenia o México, o los países visitados por las 13 Abuelas indígenas; historias ligadas a la ecología feminista y a la tierra que reflejaban nuestra tradición oral más antigua. El «Loco cabaré de frutas y verduras», una auténtica excentricidad con la que nos divertimos como nunca y en la que participó gente que nunca habría creído posible verse en situación semejante. Liberador, desde luego. En pandemia todo fue más modesto, pero no dejamos por ello de agradecer como se merecen a nuestras «Chicas de Oro». Volvimos a la carga erigiéndonos en «El equipo A» en formato vídeo homenaje y volvimos a alcanzar nuestras cotas habituales de desvarío con la actuación de este último año: «Romance del tomate-lobo», un musical hortelano, escrito, cantado e interpretado por nuestro talentoso elenco forjado entre hortalizas. Eso sí, podemos prometer y prometemos que lo mejor aún está por llegar.