Salud y estado biológico óptimo

Salud y estado biológico óptimo
2005. Recién nacida en óptimo estado biológico © AEEH

Salud y estado biológico óptimo

Muy pocos estudios poblacionales analizan las características de las mujeres, sus embarazos, partos y recién nacidos desde una perspectiva bioantropológica, que  proporciona un contexto evolutivo, ecológico y social, esencial para enmarcar adecuadamente los aspectos ligados a salud y enfermedad. El trabajo de Trevathan (1987) es una referencia única sobre la variabilidad del embarazo y el parto, ocurrido en un centro de salud, pero no medicalizado. Esta autora sugirió que la relación social con la pareja y con el grupo son, junto con el parto asistido, características de especie, fijadas en nuestra evolución. En ese sentido, OMS afirma que «existe una estrecha correlación entre la igualdad y la equidad de género y el bienestar de la infancia y que “la igualdad entre los géneros promueve la supervivencia y el desarrollo adecuado del niño”.

Nacer en condiciones biológicas óptimas es un pasaporte de salud para el resto de la vida, por lo tanto, tener datos poblacionales sobre la variabilidad normal y su variación temporal del desarrollo fetal, el estado biológico al nacer y las características que definen el «sistema materno» deben ser una prioridad del sistema de salud en cualquier país.

El «sistema materno» incluye todos los aspectos ambientales, biológicos y de comportamiento de la madre que contribuyen a la producción y el cuidado de los descendientes en sus etapas pre y postnatal. El desarrollo fetal óptimo requiere madres con buen estado biológico y emocional (antes y durante el embarazo), atención médica de acuerdo con las directrices actuales de la OMS, apoyo emocional y social y relaciones sociales y de género igualitarias (OMS, 2008).

Los determinantes del estado biológico de las madres están estrechamente relacionados con su estado nutricional, la edad de la maternidad y su vida reproductiva anterior, así como con la presencia de ciertas infecciones y con algunos hábitos nocivos como fumar o consumir alcohol. Los determinantes del estado emocional están estrechamente relacionados con situaciones de desigualdad que generan estrés psicosocial: desigualdad económica, desigualdad de género y, en sociedades multiétnicas, desigualdad por origen. Además, la interacción del estrés psicosocial y energético perpetúa las disparidades en los resultados del embarazo, con implicaciones epidemiológicas.