Julio-Agosto 2018
De la posible desaparición a la mezcla: el modelo ecológico de la isla de Pascua
La isla de Pascua, situada en un vértice del triangulo polinésico en el Océano Pacífico, es la población geográficamente más aislada del mundo. La etnia Rapanui colonizó la isla entre los siglos V-X y desarrolló su cultura original a partir de un reducido grupo de individuos de lengua austronésica. El crecimiento de la población, junto con el aislamiento y la imposibilidad geográfica de emigrar a nuevas islas llevó a la población al colapso, siendo un modelo ecológico de referencia sobre los límites del crecimiento y la capacidad de sustentación.
Posiblemente la lucha por la subsistencia entre clanes acabó con el esplendor de la cultura de los moais (estatuas) y cuando se produjo el “contacto” con los europeos en el siglo XVIII se habían producido ya cambios culturales y un declive de la población. Pero la explotación humana desde el exterior pudo haber exterminado totalmente la etnia Rapanui cuando un grupo de piratas en 1862 raptó un millar de pascuenses para esclavizarlos en las islas del Perú en la recolección de guano. La presión internacional acabó con el maltrato pero muchos ya habían muerto y los pocos que pudieron regresar eran portadores de enfermedades infecciosas que diezmaron la población que quedaba. Así se llegó a un cuello de botella de 110 habitantes en 1877. Pudo haber sido el final de la población, pero la suerte acompañó al reducido grupo de rapanuis supervivientes y, a través del siglo XX, la población fue creciendo hasta llegar a los 456 individuos en el censo de 1934 y superar el millar en 1960.
Pero el reducido número de antepasados de finales del siglo XIX representaba un posible aumento de consanguinidad en las generaciones posteriores debido al parentesco interno de la población. El estudio de los apellidos rapanuis y foráneos en la evolución de los nacimientos en el siglo XX muestra cómo a partir de la apertura al mundo de la isla de Pascua después de 1965 predominan los nacimientos exógamos reflejando el mestizaje generalizado entre rapanuis y foráneos. Los apellidos son un buen marcador de los orígenes de los individuos y de la evolución de la biodiversidad y la mezcla de la población.
A finales del siglo XIX había 86 apellidos rapanuis distintos que habían disminuido a 77 en 1934. En los nacimientos entre 1937 y 1965 aparecen 37 que se reducen a solo 30 en los nacidos después de 1965, momento en que se generaliza la apertura de la sociedad Rapanui al mundo exterior y la inmigración de individuos foráneos. Los valores de los índices de diversidad ecològica obtenidos con los apellidos de los nacimientos aumentan a medida que transcurre el siglo XX mientras que disminuye el parentesco interno de la población. Pero aunque el número total de apellidos distintos se ha incrementado considerablemente debido a la aportación foránea, el 60 % de los apellidos en los nacimientos finiseculares eran rapanuis. La población pascuense es más diversa pero hasta el presente siglo se mantenía una sólida base de población autóctona.
Según el censo de 2012 había 5.806 habitantes, con una variación censal que supone un incremento del 54 % en 10 años. La inmigración está produciendo cambios sociales y culturales: amenaza el mantenimiento de la lengua Rapanui, se producen cambios en la actividad socioeconòmica y hay peligro de contaminación de los acuíferos. El cambio demográfico en la población plantea en el siglo XXI el reto del mantenimiento de la cultura Rapanui, junto con la sostenibilidad ecológica amenazadas por el fuerte impacto del turismo.
Miguel Hernández Martínez, professor of Biological Anthropology in the Dept. of Evolutionary Biology, Ecology and Environmental Sciences of the University of Barcelona, made between 1994 and 1997 biodemographic field work in Hanga Roa (where the population of Easter Island resides), along with Professor Clara Garcia-Moro, from her same Department. More information about the results obtained in their research can be found at www.didac.ehu.es/antropo