Junio 2022
Enfrentando la pandemia de COVID-19 con comunidades indígenas amazónicas
En los últimos dos años el mundo entero vivió momentos complejos con el aislamiento y el limitado contacto social. Tuvimos angustia por la inestabilidad económica y, sobre todo, incertidumbre por las consecuencias de una enfermedad desconocida. El Departamento del Vaupés, en la Amazonía colombiana, no fue la excepción. En menos de seis meses el virus del COVID-19 había llegado desde Wuhan en China hasta Bocas de Ugá, una comunidad indígena sobre el río Apaporis, en Colombia, mostrando que, a pesar de sentir que la selva es un lugar remoto y aislado, está muy interconectado con el resto del mundo. De hecho, en ese momento, la región panamazónica tenía una de las mayores tasas de incidencia y de mortalidad por COVID-19 en Colombia y en el mundo.
La falta de información confiable y culturalmente adecuada a estos contextos generaba aún mayor incertidumbre en el territorio. Las medidas de prevención recomendaban el uso de tapabocas para evitar el contagio con el virus, pero los mensajes quedaban en el vacío ante la imposibilidad de conseguir elementos de protección personal en la mayoría de las comunidades, e incluso en los cascos urbanos de la región; tanto por falta de disponibilidad como por falta de recursos económicos para adquirirlos.
Bajo este panorama, las mujeres indígenas tuvieron un papel fundamental durante la pandemia. Además de garantizar la alimentación básica y el cuidado de las personas enfermas, en Mitú, la capital del Departamento del Vaupés, un grupo de mujeres indígenas de la Fundación Casa de la Mujer del Vaupés (FUCAMUVA) se organizó para confeccionar tapabocas y batas para el personal de salud y los miembros de las comunidades indígenas. A través de Sinergias Alianzas Estratégicas para la Salud y el Desarrollo Social, una ONG colombiana con más de 10 años de trabajo en la región amazónica, se estableció un proceso de cooperación bajo el cual se donaron insumos y se acordó una remuneración económica por la fabricación de tapabocas y batas. Este proceso ayudó a las mujeres a fortalecer su organización y sus procesos administrativos mientras que generaba ingresos económicos para sus familias en uno de los momentos más complejos de la pandemia. El proceso también garantizó la disponibilidad de estos elementos en muchas comunidades amazónicas. Yolanda Estrada, representante de FUCAMUVA, manifestó:
«En estos momentos tan difíciles queremos demostrarle al resto del país que nosotras como mujeres del Vaupés también sabemos muchas cosas, somos mujeres tejedoras, soñadoras, trabajadoras, responsables y cumplidas.»
Erika Danetsuta, una de las ocho integrantes de la microempresa, habla de la satisfacción personal y colectiva de su labor: «Nos sentimos muy contentas porque pudimos solventarnos económicamente y por el beneficio a los indígenas de nuestra Amazonía con la realización de los tapabocas».
Este grupo de mujeres y grupos similares de otros dos Departamentos más hicieron cerca de 20.000 tapabocas que, junto con jabones, desinfectantes y material educativo culturalmente adecuado, fueron distribuidos a través de organizaciones indígenas en regiones priorizadas de los seis Departamentos de la región Amazónica de Colombia, así como en algunos centros educativos. Destacamos una experiencia, en la que la entrega de los tapabocas se hizo, entre otros, a través de una red de gestores comunitarios de salud de 23 comunidades que fueron capacitados a través de un proyecto de Sinergias donde además recolectaron datos sobre la situación de salud, el COVID-19 y otras enfermedades prioritarias, contribuyendo a la respuesta de prevención y contención de esta enfermedad.
Los datos recolectados permitieron tener un panorama más claro de la situación real de la pandemia entre los pueblos indígenas, ayudándonos a entender el funcionamiento de las redes dentro de las comunidades y el comportamiento del virus en este contexto. También, se recolectó información que ayudó a identificar una gran diversidad de recursos de la medicina tradicional y saberes ancestrales para prevenir y atender el COVID-19, que van desde rezos y protecciones hasta el uso de distintas plantas medicinales. Esta información sirvió como insumo para la construcción de los programas de radio interculturales de El Canto del Tucán, orientados a mejorar la prevención, atención y vigilancia epidemiológica de los casos de COVID-19 en comunidades indígenas de la Amazonía colombiana.
El desarrollo de estos procesos ayudó a que muchas comunidades accedieran a elementos de protección personal y a material educomunicativo adecuado los contextos amazónicos, y participaran en estrategias de fortalecimiento de capacidades organizativas y vigilancia comunitaria en salud. Todo esto contribuyó a mitigar los efectos de la pandemia en grandes territorios y a resaltar el valor de la medicina tradicional indígena, en articulación con la biomédica, en este contexto de gran dispersión poblacional con severas dificultades de acceso a servicios de salud.
Este trabajo arrojó aprendizajes cruciales para el manejo de enfermedades y epidemias presentes en el territorio, así como para la preparación de respuestas a futuras situaciones similares involucrando activamente a las poblaciones locales, en especial posicionando el papel de las mujeres, las comunidades y las formas organizativas locales. estrategias clave
María Camila Rodriguez, Adelia Prada, Daniela Rangel, María José Montoya y Pablo Montoya son miembros de Sinergias Alianzas Estratégicas para la Salud y el Desarrollo Social, una ONG colombiana fundada en 2011 que tiene como objetivo promover una visión holística de la salud y el desarrollo a través del fortalecimiento de capacidades, conocimientos y experiencias locales, así como impactando en las políticas públicas de salud y desarrollo social. Pablo Montoya participó en las Jornadas «Los pueblos indígenas de la Amazonia frente a la COVID19: vulnerabilidad y resiliencia», coorganizadas por la Asociación para el Estudio de la Ecología Humana y el Museo de América en diciembre de 2021.