Marzo 2023

El peligro de acarrear agua

El acarreo de agua ha sido una tarea fundamental de la economía doméstica, tradicionalmente atribuida a las mujeres de la casa. En la sociedad griega antigua y en la romana, donde lo normal era no disponer de recursos hídricos dentro del hogar (pozo), las mujeres acudían una o más veces al día a la fuente pública más cercana para recoger agua. Para el transporte del líquido, las mujeres usaban distintos depósitos, como el que se ve en la imagen que ilustra esta Pieza, a saber, una hidria o recipiente de barro para el agua que portaban sobre la cabeza, posiblemente con la ayuda de una diadema de esparto o de algún material que permitiera una mayor sujeción.

La fuente se convirtió, debido a esta concurrencia femenina, en lugar de sociabilidad entre mujeres, porque, como puede verse en la imagen, allí coincidían las mujeres de distintas casas y era uno de los pocos lugares y ocasiones donde podían hablar entre ellas libremente para intercambiar noticias, pedir consejo o favor, transmitir recados o simplemente saludarse. La imagen representa un grupo de jóvenes que acuden a por agua, algunas solas, otras en parejas, que esperan turno para acceder al único caño de esta fuente y que se saludan en el momento del encuentro. 

La imagen no permite saber la clase social de las mujeres, pero algunos textos literarios informan de que en la Atenas clásica y en Roma son las esclavas las encargadas de transportar el agua. Las esclavas, siempre y cuando una familia de ciudadanos tuviera disponibilidad económica para tener esclavos o esclavas, lo que, evidentemente, no ocurría en todos los casos. En esas circunstancias, era la madre de familia o las hijas las que debían acudir a la fuente para proveerse. 

Las fuentes solían estar situadas en lugares públicos concurridos, como cruces de calles amplias, plazas o en lugares donde hubiera edificios estatales importantes (templos, curia, gimnasios, teatros, etc.); y estaban situados en esos lugares, porque las fuentes, como otros edificios públicos, proporcionaban una imagen y propaganda al político que hubiera propiciado su construcción. De hecho, las fuentes suelen aparecen en las hidrias ricamente adornadas, con caños que asemejan figuras de animales (en la imagen, un león), y cubiertas con pórticos, para propiciar una espera confortable a la sombra. Por tanto, la fuente, como edificio público, transmitía un mensaje político y su construcción celebraba el progreso y el bienestar de la comunidad. 

Precisamente por esa función de imagen política, las fuentes, tanto en el mundo helénico, como en el romano, solían estar situadas en lugares muy concurridos, y eso significa una alta presencia de varones, puesto que las mujeres, salvo necesidad, salían en raras ocasiones de casa y lo hacían convenientemente acompañadas. En terminología feminista actual, la fuente era un lugar gendered, es decir, marcado por el género, puesto que acudían a ella sobre todo mujeres; a su vez, los lugares donde las fuentes se situaban, como las plazas, eran también lugares gendered, transitados casi exclusivamente por hombres: en el ágora o foro o plaza pública o mercado de la antigüedad son los varones los que llevan a cabo sus negocios en las horas centrales del día, de modo que es más que probable que las mujeres acudieran a esos lugares en momentos en los que hubiera menos tránsito masculino. Aunque resulte paradójico, puesto que ambos lugares (fuente y plaza) están marcados por el género, en este caso el contrario, es de suponer una distribución horaria que permitiera el uso pautado de los espacios (la misma idea puede aplicarse a las termas, los baños romanos que admitían a hombres y mujeres en distintos horarios, como los actuales baños árabes). Se puede suponer que primera hora del día y atardecer serían los momentos en que las esclavas y las mujeres menos pudientes acudirían a las fuentes públicas a proveerse de agua, momento de menor afluencia masculina en la plaza. 

Con todo, la fuente podía ser también usada por varones, en concreto, por esclavos encargados de acarreo de agua que conocían las rutinas de las jóvenes y que aprovechaban esos momentos más solitarios para abordarlas. En esos casos, las fuentes se convertían en lugares negados, es decir, puntos calientes o peligrosos donde las mujeres corrían peligro de sufrir algún tipo de ataque, especialmente una violación, si acudían solas. Curiosamente, muchas de las hidrias conservadas, todas griegas y de época antigua (del siglo VI a.n.e. en adelante), escenifican escenas de violaciones de mujeres por parte de dioses o sátiros en las proximidades de una fuente. Más allá del significado ritual o religioso que puedan tener las representaciones de los dioses o de las figuras de la mitología griega, las hidrias adornadas con escenas de violación posiblemente también transmitan un mensaje realista, que describa situaciones de peligro posibles junto a la fuente y de advertencia, por tanto, ante esos peligros. La hidria que ilustra este texto propone una estrategia femenina fácil de llevar a cabo ante una situación de dificultad: acudir a la fuente acompañada de otra esclava u otra mujer de la casa, al menos como mecanismo de disuasión.

Las hidrias que portan las mujeres de la imagen no están adornadas con ninguna imagen, porque son hidrias reales, es decir, objetos humildes cotidianos. Sin embargo, cabe preguntarse quiénes eran las destinatarias o los destinatarios de las lujosas hidrias conservadas, que pueden contemplarse en los museos actualmente, es decir, quién vería en realidad aquellas representaciones de mujeres junto a la fuente atacadas por algún sátiro. Posiblemente estuvieran destinadas a ser contempladas por mujeres reales, y, dado que son objetos de lujo, hemos de suponer que las verían mujeres pertenecientes a las familias nobles de la ciudad, posiblemente en un contexto de rito nupcial o como dote ante una futura boda. También las verían los jóvenes que entregaban el objeto como regalo o lo recibían como esposos, de modo que es posible especular que las representaciones de mujeres junto a la fuente también encierren un mensaje ideológico en una sociedad patriarcal, sea la griega, la romana o la actual. Estas imágenes de mujeres acarreando agua para ayudar en la economía doméstica ofrecen el modelo de la mujer deseable para el matrimonio, la mujer hacendosa. Por otro lado, las representaciones advierten del peligro que acecha a las mujeres e informan de que los acechantes, los varones, libres o esclavos, son conocedores de su vulnerabilidad.

En las sociedades modernas occidentales y occidentalizadas no hay fuentes a las que acudan las mujeres para proveerse de agua; pero hay paradas de autobuses en lugares aislados o en parques y en polígonos, que dejan de ser lugares transitados a ciertas horas y se convierten en lugares peligrosos para ellas. También hay lugares de ocio, como discotecas, donde acechan sátiros en forma de jóvenes extrovertidos, dispuestos a doblegar la voluntad de las mujeres y someterlas a abusos sexuales, sirviéndose de alguna droga que aplican de manera inadvertida a su víctima. Hoy, sin embargo, no disponemos de hidrias que adviertan del peligro, pero sí de las redes sociales, instrumento democrático y popular que desempeña, al menos, las mismas funciones de aviso y consejo. 

 

Rosario López Gregoris es profesora titular del Departamento de Filología Clásica de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y miembro del proyecto Marginalia (PID2019-107253GB-I00/AEI/10.13039/501100011033) y del Instituto Universitario de Estudios de la Mujer de la UAM. 

Para saber más sobre este tema pueden consultarse los trabajos: 

López Gregoris, Rosario. 2023. La creación del espacio doméstico y del espacio urbano negado en las comedias latinas. Lugares de violencia contra las mujeres, en Imaginarios y espacios de violencia política contra las mujeres, Rosario López, Esperanza Mo, Clara Gutiérrez y Andrea Pagès (eds.), UAM Ediciones, Madrid. (En prensa)

Mirón Pérez, María Dolores. 2003. Mujeres en la fuente en la iconografía ateniense, en Representación, construcción e interpretación de la imagen visual de las mujeres, M.ª del Pilar Amador y M.ª del Rosario Ruiz (coords.), AEIHM, Granada, pp. 57-76.

Mirón Pérez, María Dolores. 2014. Entre la casa y el ágora; género, espacio y poder en la polis griega, La Aljaba 18, pp. 11-33.