Octubre 2018

El crecimiento de los neandertales a la luz de El Sidrón J1

El ciclo biológico humano es muy particular. Nuestra biología del crecimiento encierra novedades evolutivas tales como el lento devenir de la maduración somática y neuronal a lo largo de la infancia, en brusco contraste con el también novedoso estirón puberal observado en nuestra especie Homo sapiens. Como biólogos nos preguntamos cuándo y cómo ha surgido nuestro singular modo de desarrollarnos. Para responder esta pregunta recurrimos en primer lugar a la biología comparada, en especial  con otras especies de mamíferos y primates. Sin embargo, la principal fuente de información son los fósiles humanos, en especial de los individuos inmaduros. Entre las especies humanas fósiles más empleadas para estos análisis se encuentran los neandertales.

Durante las campañas de excavación de 2009 a 2013 fueron recuperados en la galería del Osario de la Cueva de El Sidrón (Asturias) numerosos elementos óseos de un individuo neandertal juvenil de una antigüedad de 49.000 años. Una vez reunidos han formado un esqueleto parcial al que hemos llamado “El Sidrón J1”, de valor excepcional para el estudio del crecimiento en esta especie extinta, cuyo análisis lo publicamos en la revista Science en septiembre de 2017.

La edad de muerte de este joven fue estimada por métodos histológicos de la dentición. El conteo de las líneas de incremento del esmalte y la dentina, que en su secreción y deposición siguen ritmos circadianos, permitió  estimar su edad de muerte en torno a los 7,7 años. Conocido este valor comparamos con una amplia colección de esqueletos humanos de edad de muerte conocida, recopilada  en diferentes museos e instituciones científicas. Los resultados se agruparon en tres conjuntos de datos. El primero y más general afirma que el patrón de crecimiento somático de los neandertales es indistinguible al de los niños de nuestra especie. Es decir, el cuerpo de los neandertales maduraba según las mismas pautas que el de los humanos anatómicamente modernos. El lento devenir del crecimiento de nuestro cuerpo es un rasgo evolutivo común, heredado al menos desde el último antepasado que compartimos neandertales y H. sapiens, hace quizá un millón de años.

Sin embargo, la mayor sorpresa vino de la mano de la maduración esquelética de las vértebras, el segundo conjunto de datos. Vimos que el atlas y las vertebras dorsales de nuestro protagonista, El Sidrón J1, maduraban más despacio que los juveniles de nuestra especie. Es decir, tardaban algo más en fusionar el arco y el cuerpo vertebral. Curioso, cuando menos. Finalmente, nuestra tercera fuente de datos nos llevó a concluir que el cerebro posiblemente también crecía un poco más despacio que en los humanos modernos, quizá porcentualmente poco pero sí con un alto valor biológico. Nuestra interpretación de estos hechos reposa sobre el principio de que un cuerpo voluminoso y un cerebro grande como el de los neandertales habrían precisado mucha energía para crecer. La solución biológica para resolver esta demanda energética fue el posponer ligeramente el crecimiento del cerebro (y quizá el sistema nervioso central en su conjunto) para repartir el gasto energético. De este modo se evitaría en parte la competencia energética entre cuerpo y cerebro.

Esta perspectiva da paso, sin duda, a una larga secuencia de nuevas cuestiones. ¿Puede generalizarse esta conclusión a otras especies humanas? ¿Cuáles son las implicaciones bioculturales de que un cerebro de tamaño grande ralentice su crecimiento? Estas son cuestiones abiertas a las que tendremos que prestar atención con nuevos datos.

 

Antonio Rosas es profesor de Investigación del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y director del Grupo de Paleoantropología MNCN-CSIC. Desde 2003 es responsable del estudio de los fósiles neandertales del yacimiento de El Sidrón, en Asturias. Es autor de 250 publicaciones científicas y de cuatro libros de divulgación (entre ellos, Los neandertales, 2010, CSIC/Los Libros de la Catarata), y ha sido además comisario científico de varias exposiciones en museos nacionales. El trabajo publicado en la revista Science al que hace referencia esta Pieza del mes puede consultarse enThe growth pattern of Neandertals, reconstructed from a juvenile skeleton from El Sidrón (Spain)