Una masiva desprofesionalización

Una masiva desprofesionalización
2001. La doctora Al-Kawaz, oftalmóloga del Hospital Al-Mansur de la capital iraquí, operando con colegas españoles durante una estancia de cooperación profesional. Durante la década de los años 90, todo contacto profesional internacional quedó interrumpido debido al régimen de sanciones. Fotografía: Carmen Secanella © Zoom

Una masiva desprofesionalización

El gobierno iraquí procuró mantener el pleno empleo rebajando los salarios de los funcionarios e impulsando las obras públicas con los objetivos de mantener el empleo, hacer circular el dinar iraquí y favorecer el consumo. Pero los hombres abandonaran el sector público en busca de mejores salarios en el país o emigrando (si bien tras pagar una tasa prohibitiva de 200 dólares), con la consiguiente desprofesionalización masiva. En 1996, el salario de un puesto de rango medio en el sector público se había devaluado hasta el 80 por ciento (a entre dos y cinco dólares), mientras que en el sector privado lo hizo hasta entre el 17 y el 43 por ciento según la cualificación. El país contempló la multiplicación de las iniciativas particulares de quienes estaban en paro o habían abandonado su puesto en el sector público, muy evidentes en las calles de sus principales ciudades.

La situación de las mujeres era bien distinta. Durante la guerra contra Irán (1980/88) la mujer iraquí se incorporó masivamente al trabajo asalariado por el terrible drenaje de hombres, un hecho impulsado además por los avances en la equiparación educativa de género. Pero debido a las sanciones el empleo femenino formal descendió a mediados de los 90 a su tasa más baja desde 1985. A diferencia de los hombres, las mujeres se mantuvieron en el sector público —como la doctora Al-Kawaz, en la imagen superior— dadas las ventajas gubernamentales en relación con la maternidad o por la posibilidad de solicitar excedencia. En 1993 las mujeres superaban en número a los hombres en los hospitales públicos iraquíes, siendo mayoritarias en algunas especialidades y casi equiparables en Medicina general. Por el contrario, el abandono femenino en el sector de la enfermería, debido a la pérdida de valor adquisitivo de los sueldos, era notorio.