Un pequeño macizo rocoso
El peñón de Gibraltar es un macizo de roca caliza con una altura máxima de 426 metros. Forma parte de las cordilleras Béticas y está unido a la península ibérica por un istmo de arena. Su fisionomía montuosa y geográficamente aislada limita la habitación y la industria en este lugar. En consecuencia, las relaciones transfronterizas se han hecho más necesarias, intensas y diversas, si comparamos con otros espacios coloniales transfronterizos.
El autor del mapa incluyó en el dibujo notas en francés sobre la topografía e hidrografía de la bahía. Escribió que la montaña de Gibraltar «está formada por rocas escarpadas e inaccesibles», y que la ciudad de Gibraltar «sólo puede ver el sol a las nueve de la mañana debido a la gran elevación de la montaña». Y añade que «arriba hay una hermosa explanada con la más bella perspectiva del mundo». La ubicación de Gibraltar en El Estrecho, entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo, y frente a Ceuta y Tánger en Marruecos, justifica esta observación. El lugar se constituye como un espacio multifronterizo y con un gran interés estratégico.
Añadió asimismo este aviso para las embarcaciones en tránsito por El Estrecho en esos años del siglo XVIII: «Nunca hay grandes provisiones en Gibraltar. Los mismos ingleses se proveen de todas sus necesidades del exterior: de España, Tetuán y Argel». En el siglo XX los aproximadamente cinco kilómetros cuadrados de suelo gibraltareño no albergaban la diversidad de industrias de la colonia: militar, turística, del sexo, repostaje de barcos, contrabando… ni daban habitación al grueso de la población que trabajaba ahí. Sólo una comunidad transfronteriza podía hacerlo posible.