Residuos como alimentos

Residuos como alimentos
1930. La Línea. Documento de la comandancia militar de La Línea (Gobierno Militar de El Campo de Gibraltar) que menciona las autorizaciones a dos vecinos concretos de La Línea para que traigan de Gibraltar «desperdicios de hortalizas y sobrantes de comidas». Fuente: Blog ‘La Línea de la Concepción en Blanco y Negro’, de Luis Javier Traverso

Residuos como alimentos

Al menos desde principios del siglo XX y hasta finales de los años 1950 miles de familias de La Línea tomaban los restos de la comida de los cuarteles de las tropas españolas y británicas. Mientras optaban a mejores oportunidades, los excedentes y desechos les permitían sobrevivir. Jean Genet, escritor francés, describió en su novela autobiográfica Journal du Voleur (Diario de un ladrón, 1949) sus años en España como mendigo. Él llegó a La Línea alrededor de 1934. Imitando a otros mendigos, cogió una lata usada y se fue a recoger las sobras de los soldados ingleses junto a la valla de Gibraltar.

El sobrante de los ranchos del cuartel militar de Gibraltar y los desperdicios de los platos de los soldados se conocía como «gandinga». Varias personas de La Línea tenían la contrata para retirar a diario los bombos o bidones de metal donde se echaba por separado el pan y la comida cocinada. Traían los bidones en carros, vendían su contenido y después de vaciados los lavaban para llevarlos de nuevo a Gibraltar.

«Un tío mío tenía un carro de gandinga. Ahí echaban el arroz con leche, los garbanzos, la carne y el hueso, todo mezclado», detalla Teresa Almagro. «La gente hacía cola con un cacharrito a la espera de que llegase de Gibraltar con el carro. Él cobraba por cada ración repartida. En un recipiente aparte traía los restos de galletas cracker que daban a los soldados con la comida. Y el marido de mi prima criaba cerdos con los restos de la gandinga que no se vendían».