Producción de alimentos: palo plantador

Producción de alimentos: palo plantador
2016. Mujer con el plantón. La Aldea de San Nicolás (Gran Canaria) © "Proyecto Cultural de Desarrollo Comunitario de La Adea"

Producción de alimentos: palo plantador

El palo plantador, es un sencillo instrumento agrícola, apto para realizar el agujero en la tierra donde introducir la planta o la semilla para su adecuada germinación y crecimiento. Se trata de un palo o rama de árbol, en ocasiones de castaño o de brezo, doblado, en forma de bastón, formando un ángulo obtuso con un extremo recto a modo de mango y el otro puntiagudo. Este útil, que ha pervivido hasta nuestros días, ha sufrido algunas variaciones, en su forma, pues existen ejemplares, en las islas Canarias, en que a la punta de madera se le ha añadido una parte de hierro a modo de cuchara, que indudablemente aumenta las dimensiones del agujero producido en el terreno, donde depositar la planta o la semilla.

Este sencillo apero, ha sido muy empleado en las tareas agrícolas para horadar la tierra, en las Islas Canarias hasta fechas recientes donde recibe distintas denominaciones. Así en la Isla de Tenerife, concretamente en el Valle de la Orotava es llamado “estaca”, en La Aldea de San Nicolás (Gran Canaria),”plantón” y en Hermigua (La Gomera) “palo plantador”.
La pervivencia de su uso, es un claro ejemplo de la atemporalidad del hecho etnográfico, ya que desde el nacimiento de las sociedades agrícolas, en la Prehistoria, se tiene conocimiento del empleo de este insignificante pero necesario instrumento, de factura totalmente manual e imprescindible para horadar la tierra antes de la plantación o siembra, especialmente cuando se trata de terrenos blandos y de pequeñas extensiones.
Las encargadas de manejarlos para la plantación habitualmente han sido las mujeres, mientras que los hombres se han ocupado de remover la tierra con el arado o la azada, tarea previa a la plantación.

En la actualidad se puede decir que ha caído en desuso, no obstante aún quedan mujeres que, en tiempos no lejanos, lo utilizaron como forma de abrir los orificios en la tierra para plantar el maíz o “millo” como es conocido en Canarias. En estas islas, ha pervivido su uso hasta los años 70, del pasado siglo, en la plantación del tomate por las aparceras, en cultivos extensivos dedicados a la exportación. La pobreza del aparcero (jornalero) que vivía junto a los terrenos en reducidas cuarterías y «lo barato» de la mano de obra, que empleaba a niñas y niños también, hacía que las herramientas fueran simples y sencillas, pero muy funcionales, aunque suponía un gran esfuerzo en cuanto había que estar agachado, próximo a la tierra, para hacer el “plantijo” o la plantación.

El uso de este insignificante pero tan útil instrumento, en la Península solamente se ha documentado en Losar de la Vera (Cáceres) donde es conocido como “estaquilla” (Mingote, J.L. Catálogo de Aperos Agrícolas del MPE, pag. 111), lo que no indica que no se haya empleado en otras zonas.