Persistencia de la partería tradicional en España
Hasta las últimas décadas del siglo XX, parteras tradicionales y un creciente número de médicos rurales atendían los partos en casa, en ocasiones de manera conjunta. Las mujeres en época de recolección, necesitaban incorporarse a las urgentes tareas agrícolas, lo que determinaba una importante reducción del periodo de recuperación pos parto y la necesidad de llevar a sus criaturas mientras trabajaban.
En algunos municipios rurales de León de áreas aisladas y montañosas, como la Maragatería, entre el 50 y el 70% de los partos se mantuvieron en casa hasta 1990, aunque en aquellas fechas las madres primíparas ya acudían mayoritariamente a la maternidad.
La partería tradicional se transmitía frecuentemente por líneas familiares. Irene la primera a la Izquierda, con 23 años, todavía aprendiz de partera con su tía y soltera (como indica su pañuelo blanco). En 2012, Irene resumió así su experiencia como partera tradicional:
«Atendí el último parto en verano de 1969, empecé de partera a los 30 años y antes iba a ayudar a mi tía, que me enseñó. Solo atendíamos los partos del pueblo. En las casas tenían preparados pañales, mantillas y orillos para los niños y lienzo fuerte para enfajar a las mujeres cuando expulsaban la placenta.
Yo iba siempre tranquila a los partos, las mujeres eran bastante sufridas y yo les decía ¡camina, apreta y no grites!, los partos ocurrían en la cocina, con la mujer de pie, en general era rápidos y casi siempre de noche.»