ODS 10: reducir la desigualdad entre personas, poblaciones y países

ODS 10: reducir la desigualdad entre personas, poblaciones y países
1956 h. Familia con 16 hijos, Premio nacional de natalidad. Los cambios legislativos son esenciales para eliminar la desigualdad en todos sus niveles. Leyes de protección de familias numerosas se aprobaron en la mayoría de los países europeos hacia 1941, y en España en 2003; las relativas a la igualdad efectiva de mujeres y hombres lo fueron en la primera década del siglo XXI en la mayoría de países europeos, incluido España © Agencia EFE

ODS 10: reducir la desigualdad entre personas, poblaciones y países

Los indicadores directos del ODS10 propuestos para valorar los avances en igualdad informan sobre tres niveles de desigualdad: frente a la ley, frente a situación económica y frente a los derechos humanos. La desigualdad y discriminación van más allá de esas tres circunstancias porque condicionan el acceso a los alimentos, al trabajo, a la salud y a la ciudadanía. La consecución de sus metas debe asegurar el derecho a la igualdad entre los grupos más vulnerables: infancia, mujeres, pobres, migrantes y pueblos indígenas.

Sin embargo, el problema más sangrante de la desigualdad, que se inicia al nacer y persiste de por vida, es el de las personas que nacen, pero «no existen» porque sus nacimientos no fueron registrados. Son niños y niñas sin identidad legal, ni edad asignada, con frecuencia excluidos de la educación, la atención médica y otros servicios esenciales, especialmente vulnerables a la explotación y al abuso, y que cuando llegan a adultos siguen excluidos de los aspectos esenciales de la vida cotidiana, desde la apertura de una cuenta bancaria a recibir asistencia social, pasando por la imposibilidad de votar, obtener un pasaporte, ingresar en el mercado laboral y comprar o heredar propiedades.

La principal causa de desigualdad asociada con la no inscripción es la pobreza en todos sus niveles. Así, más de 100 paises poco favorecidos no tienen registros plenamente operativos. Los asentamientos rurales más pobres y peor comunicados, están alejados los centros de registro oficial, de tal manera que a las familias pobres les resulta imposible pagar el coste del registro. En algunos países, se suma la desigualdad de género, porque las mujeres no pueden inscribir a sus hijos e hijas si son madres solteras o si el marido no reconoce su paternidad. Para algunas minorías étnicas o religiosas se pueden sumar otras circunstancias, cuando priorizan la identidad que proporcionan sus ceremonias tradicionales frente a la de los registros oficiales, o cuando existen situaciones de discriminación.

Unicef en su página Registro de los nacimientos mantiene el seguimiento de esta situación, y señala que a pesar de una evidente mejora todavía el 25% de los menores de cinco años del mundo no están oficialmente registrados, lo que traducido a cifras son 166 millones de menores que viven pero no existen. La mitad de estos niños y niñas se localizan en cinco países: Etiopía, India, Nigeria, Pakistán y la República Democrática del Congo. En los países del Sudeste de Asia se mantiene sin registrar el 35% de las criaturas, y en África subsahariana, el 46%. La Agenda de sostenibilidad recoge este problema en El ODS16, meta 16.9, indicador 16.9.1: proporción de niños y niñas menores de cinco años cuyo nacimiento se ha registrado ante una autoridad civil desglosado por edad. [Cristina Bernis]